sexta-feira, agosto 25, 2006

154) Marx sobre Bolivar: nao exatamente um admirador...

Como se sabe, muita gente gosta de citar o filósofo Karl Marx sem nunca tê-lo efetivamente lido... E agora, com a "onda bolivariana" do Coronel Hugo Chávez, muita gente de esquerda está em processo de redescoberta da figura histórica de Simón Bolivar sem saber, exatamente, quem foi Simón Bolivar...

Mas, apenas como curiosidade, o que será que Karl Marx pensava, no seu
tempo, de Simón Bolivar ? Pois bem, Marx preparou um verbete sobre
Bolívar para uma enciclopédia ( artículo publicado en el tomo III de
The New American Cyclopedia). Um amigo meu, ex-marxista em seus
tempos de juventude, remeteu-me uma cópia do verbete. Parece que o
velho Marx não tinha Bolívar em alta conta...
Marx no minímo acusava Bolivar de traidor, déspota, quinta coluna da Inglaterra, e coisas no estilo.



Karl Marx :

BOLÍVAR
(1858)

BOLÍVAR Y PONTE, Simón, el "Libertador" de Colombia, nació el 24 de julio de 1783 en Caracas y murió en San Pedro, cerca de Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830. Descendía de una de las familias mantuanas, que en la época de la dominación española constituían la nobleza criolla en Venezuela. Con arreglo a la costumbre de los americanos acaudalados de la época, se le envió Europa a la temprana edad de 14 años. De España pasó Francia y residió por espacio de algunos años en París . En 1802 se casó en Madrid y regresó a Venezuela, donde su esposa falleció repentinamente de fiebre amarilla. Luego de este suceso se trasladó por segunda vez a Europa y asistió en 1804 a la coronación de Napoleón como empe rador, hallándose presente, asimismo, cuando Bonaparte se ciñó la corona de hierro de Lombardía. En 1809 volvió a su patria y, pese a las instancias de su primo José Félix Ribas, rehusó adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810. Pero, con posterioridad a ese acontecimiento, aceptó la misión de ir a Londres para comprar armas y gestionar la protección del gobierno británico. El marqués de Wellesley, a la sazón ministro de relaciones exteriores, en apariencia le dio buena acogida. pero Bolívar no obtuvo más que la autorización de exportar armas abonándolas al contado y pagando fuertes derechos.
A su regreso de Londres se retiró a la vida privada, nuevarnente, hasta que en setiembre de 1811 el general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas rectas de mar y tierra, lo persuadió de que aceptara el rango de teniente coronel en el estado mayor y el mando de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela.




Cuando los prisioneros de guerra españoles, que Miranda enviaba regularmente a Puerto Cabello para mantenerlos encerrados en la ciudadela, lograron atacar por sorpresa la guardia y la dominaron, apoderándose de la ciudadela, Bolívar, aunque los españoles estaban desarmados, mientras que él disponía de una fuerte guarnición y de un gran arsenal, se embarcó precipitadamente por la noche con ocho de sus oficiales, sin poner al tanto de lo ocurría ni a sus propias tropas, arribó al amanecer a Guaira y se retiró a su hacienda de San Mateo. Cuando la guarnición se enteró de la huida de su comandante, abandonó en buen orden la plaza, a la que ocupade inmediato los españoles al mando de Monteverde. Este acontecimiento inclinó la balanza a favor de España y forzó a Miranda a suscribir, el 26 de julio de 1812, por encargo del congreso, el tratado de La Victoria, que sometió nuevamente a Venezuela al dominio español. El 30 de julio llegó Miranda a La Guaira, con la intención embarcarse en una nave inglesa. Mientras visitaba al coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se quedara, por lo menos úna noche, en la residencia de Casas.
A las dos de la madrugada, encontrándose Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se introdujeron en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se levantara y vistiera, tras lo cual lo engrillaron y entregaron a Monteverde. El jefe español lo remitió a Cádiz, donde Miranda, encadenado, murió después de varios años de cautiverio. Ese acto, para cuya justificación se recurrió al pretexto de que Miranda había traicionado a su país la capitulación de La Victoria, valió a Bolívar el especial favor de Monteverde, a tal punto que cuando el primero le solicitó su pasaporte, el jefe español
declaró: "Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con laentrega de Miranda".

Se autorizó así a Bolívar a que se embarcara con destino a Curazao, donde permaneció seis semanas. En cornpañía de su primo Ribas se trasladó luego a la pequeña república de Cartagena. Ya antes de su arribo habían huido a Cartagena gran cantidad de soldados, ex combatientes a las órdenes del general Miranda.
Ribas les propuso emprender una expedición contra los españoles en Venezuela y reconocer a Bolívar como comandante en jefe. La primera propuesta recibió una acogida entusiasta; la segunda fue resistida, aunque finalmente accedieron, a condición de que Ribas fuera el lugarteniente de Bolívar. Manuel Rodríguez Torices, el presidente de la república de Cartagena, agregó a los 300 soldados así reclutados para Bolívar otros 500 hombres al mando de su primo Manuel Castillo . La expedición partió a comienzos de enero de 1813. Habiéndose producido rozamientos entre Bolívar y Castillo respecto a quién tenía el mando supremo, el segundo se retiró súbitamente con sus granaderos. Bolívar, por su parte, propuso seguir el ejemplo de Castillo y regresar a Cartagena, pero al final Ribas pudo persuadirlo de que al menos prosiguiera en su ruta hasta Bogotá, en donde a la sazón tenía su sede el Congreso de Nueva Granada. Fueron allí muy bien acogidos, se les apoyó de mil maneras y el congreso los ascendió al rango de generales.
Luego de dividir su pequeño ejército en dos columnas, marcharon por distintos caminos hacia Caracas. Cuanto más avanzaban, tanto más refuerzos recibían; los crueles excesos de los españoles hacían las veces, en todas partes, de reclutadores para el ejército independentista. La capacidad de resistencia de los españoles estaba quebrantada, de un lado porque las tres cuartas partes de su ejército se componían de nativos, que en cada encuentro se pasaban al enemigo; del otro debido a la cobardía de generales tales como Tízcar, Cajigal y Fierro, que a la menor oportunidad abandonaban a sus propias tropas. De tal suerte ocurrió que Santiago Mariño, un joven sin formación, logró expulsar de las provincias de Cum aná y Barcelona a los españoles, al mismo tiempo que Bolívar ganaba terreno en las provincias occidentales. La única sistencia seria la opusieron los españoles a la columna de Ribas, quien no obstante derrotó al general Monteverde en Los Taguanes y lo obligó a encerrarse en Puerto Cabello el resto de sus tropas.

Cuando el gobernador de Caracas, general Fierro, tuvo noticias de que se acercaba Bolívar, le envió parlamentarios para ofrecerle una capitulación, la que se firmó en La Victoria. Pero Fierro, invadido por un pánico repentino y sin aguardar el regreso de sus propios emisarios, huyó secretamente por la noche y dejó a más de 1.500 españoles librados a la merced del enemigo. A Bolívar se le tributó entonces una entrada apoteótica. De pie, en un carro de triunfo, al que arrastraban doce damiselas vestidas de blanco y ataviadas con los colores nacionales, elegidas todas ellas entre las mejores familias caraqueñas, Bolívar, la cabeza descubierta y agitando un bastoncillo en la man, fue llevado en una media hora desde la entrada la ciudad hasta su residencia. Se proclamó "Dictador y Libertador de las Provincias Occidentales de Venezuela" --Mariño había adoptado el título de "Dictador de las Provincias Orientales"--, creó la "Orden del Libertador", formó un cuerpo de tropas escogidas a las que denominó guardia de corps y se rodeó de la pompa propia de una corte. Pero, como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos que arruinaban las finanzas públicas y luego recurrían a medios odiosos para reorganizarlas. De este modo el novel entusiasmo popular se transformó en descontento, y las dispersas fuerzas del enemigo dispusieron de tiempo para rehacerse. Mientras que a comienzos de agosto de 1813 Monteverde estaba encerrado en la fortalede Puerto Cabello y al ejército español sólo le quedaba una angosta faja de tierra en el noroeste de Venezuela, apenas tres meses después el Libertador había perdido su prestigio y Caracas se hallaba amenazada por la súbita aparición en sus cercanías de los españoles victoriosos, al mando de Boves. Para fortalecer su poder tambaleante Bolívar reunió, el 1de enero de 1814, una junta constituida por los vecinos caraqueños más influyentes y les manifestó que no deseaba soportar más tiempo el fardo de la dictadura. Hurtado de Mendoza, por su parte, fundamentó en un prolongado discurso "la necesidad de que el poder supremo se mantuviese en las manos del general Bolívar hasta que el Congreso de Nueva Granada pudiera reunirse y Venezuela unificarse bajo un solo gobierno". Se aprobó esta propuesta y, de tal modo, la dictadura recibió una sanción legal.

Durante algún tiempo se prosiguió la guerra contra los españoles, bajo la forma de escaramuzas, sin que ninguno de los contrincantes obtuviera ventajas decisivas.
En junio de 1814 Boves, tras concentrar sus tropas, marchó de Calabozo hasta La Puerta, donde los dos dictadores, Bolívar y Mariño, habían combinado sus fuerzas.
Boves las encontró allí y ordenó a sus unidades que las atacaran sin dilación.
Tras una breve resistencia, Bolívar huyó a Caracas, mientras que Mariño se escabullía hacia Cumaná. Puerto Cabello y Valencia cayeron en las manos de Boves, que destacó dos columnas (una de ellas al mando del coronel González) rumbo a Caracas, por distintas rutas. Ribas intentó en vano contener el avance de González . Luego de la rendición de Caracas a este jefe, Bolívar evacuó a La Guaira, ordenó a los barcos surtos en el puerto que zarparan para Cumaná y se retiró con el resto de sus tropas hacia Barcelona. Tras la derrota que Boves infligió a los insurrectos en Arguita, el 8 de agosto de 1814, Bolívar abandonó furtivamente a sus tropas, esa misma noche, para dirigirse apresuradamente y por atajos hacia Cumaná, donde pese a las airadas protestas de Ribas se embarcó de inmediato en el "Bianchi", junto con Mariño y otros oficiales. Si Ribas, Páez y los demás generales hubieran seguido a los dictadores en su fuga, todo se habría perdido. Tratados como desertores a su arribo a Juan Griego, isla Margarita, por el general Arismendi, quien les exigió que partieran, levaron anclas nuevamente hacia Carúpano, donde, habiéndolos recibido de manera análoga el coronel Bermúdez, se hicieron a la mar rumbo a Cartagena. Allí a fin de cohonestar su huida, publicaron una memoria de justificación, henchida de frases altisonantes.




Habiéndose sumado Bolívar a una conspiración para derrocar al gobierno de Cartagena, tuvo que abandonar esa pequeña república y seguir viaje hacia Tunja, donde etaba reunido el Congreso de la República Federal de Nueva Granada. La provincia de Cundinamarca, en ese entonces, estaba a la cabeza de las provincias independientes que se negaban a suscribir el acuerdo federal neogranadino, mientras que Quito, Pasto, Santa Marta y otras provincias todavía se hallaban en manos de los españoles. Bolívar, que llegó el 22 de noviembre de 1814 a Tunja, designado por el congreso comandante en jefe de las fuerzas armadas federales y recibió la doble misión de obligar al presidente de la provincia de Cundinamarca a reconociera la autoridad del congreso y de marchar luego sobre Santa Marta, el único puerto de mar fortificado granadino aún en manos de los españoles. No presentó dificultades el cumplimiento del primer cometido, puesto que Bogotá, la capital de la provincia desafecta, carecía de fortificaciones. Aunque la ciudad había capitulado, Bolívar permitió a sus soldados que durante 48 horas la saquearan. En Santa Marta el general español Montalvo, disponía tan sólo de una débil guarnición de 200 hombres y de una plaza fuerte en pésimas condiciones defensivas, tenía apalabrado ya un barco francés para asegurar su propia huida; los vecinos, por su parte, enviaron un mensaje a Bolívar participándole que, no bien apareciera, abrirían las puertas de la ciudad y expulsarían a la guarnición.
Pero en vez de marchar contra los españoles de Santa Marta, tal como se lo había ordenado el congreso, Bolívar se dejó arrastrar por su encono contra Castillo, el comandante de Cartagena, y actuando por su propia cuenta condujo sus tropas contra esta última ciudad, parte integral de la República Federal. Rechazado, acampó en Popa, un cerro situado aproximadamente a tiro de cañon de Cartagena.
Por toda batería emplazó un pequeño cañón, contra una fortaleza artillada con unas 80 piezas. Pasó luego del asedio al bloqueo, que duró hasta comienzos de mayo, sin más resultado que la disminución de sus efectivos, por deserción o enfermedad, de 2.400 a 700 hombres. En el ínterin una gran expedición española comandada por el general Morillo y procedente de Cádiz había arribado a la isla Margarita, el 25 de marzo de 1815. Morillo destacó de inmediato poderosos refuerzos a Santa Marta y poco después sus fuerzas se adueñaron de Cartagena.
Previamente, empero, el 10 de mayo 1815, Bolívar se había embarcado con una docena de oficiales en un bergantín artillado, de bandera británica, rumbo a Jamaica. Una vez llegado a este punto de refugio publicó una nueva proclama, en la que se presentaba como la víctima de alguna facción o enemigo secreto y defendía su fuga ante los españoles como si se tratara una renuncia al mando, efectuada en aras de la paz pública.

Durante su estada de ocho meses en Kingston, los genrales que había dejado en Venezuela y el general Arismendi en la isla Margarita presentaron una tenaz resistencia las armas españolas. Pero después que Ribas, a quién Bolívar debía su renombre, cayera fusilado por los españoles tras la toma de Maturín, ocupó su lugar un hombre de condiciones militares aun más relevantes. No pudiendo desempeñar, por su calidad de extranjero, un papel autónomo en la revolución sudamericana, este hombre decidió entrar al servicio de Bolívar. Se trataba de Luis Brion. Para prestar auxilios a los revolucionarios se había hecho a la mar en Londres, rumbo a Cartagena, con una corbeta de 24 cañones, equipada en gran parte a sus propias expensas y cargada con 14.000 fusiles y una gran cantidad de otros pertrechos. Habiendo llegado demasiado tarde y no pudiendo ser útil a los rebeldes, puso proa hacia Cayos, en Haití, adonde muchos emigrados patriotas habían huido tras la capitulación de Cartagena. Entretanto Bolívar se había traslada do también a Puerto Príncipe donde, a cambio de su promesa de liberar a los esclavos, el presidente haitiano Pétion le ofreció un cuantioso apoyo material para una nueva expedición contra los españoles de Venezuela. En Los Cayos se encontró con Brion y los otros emigrados y en una junta general se propuso a sí mismo como jefe de la nueva expedición, bajo la condición de que, hasta la convocatoria de un cóngreso general, él reuniría en sus manos los poderes civil y militar. Habiendo aceptado la mayoría esa condición, los expedicionarios se hicieron a la mar el 16 de abril de 1816 con Bolívar como comandante y Brion en calidad de almirante. En Margarita, Bolívar logró ganar para su causa a Arismendi, el comandante de la isla, quien había rechazado a los españoles a tal punto que a éstos sólo les restaba un único punto de apoyo, Pampatar. Con la formal promesa de Bolívar de convocar un congreso nacional en Venezuela no bien se hubiera hecho dueño del país, Arismendi hizo reunir una junta en la catedral de Villa del Norte y proclamó públicamente a Bolívar jefe supremo de las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada. El 31 de mayo de 1816 desembarcó Bolívar en Carúpano, pero no se atrevió a impedir que Mariño y Piar se apartaran de él y efectuaran, por su propia cuenta, una campaña contra Cumaná. Debilitado por esta separación y siguiendo los consejos de Brion se hizo a la vela rumbo a Ocumare [de la Costa], adonde arribó el 3 de julio de 1816 con 13 barcos, de los cuales sólo 7 estaban artillados. Su ejército se componía tan sólo de 650 hombres, que aumentaron a 800 por el reclutamiento de negros, cuya liberación había proclamado.
En Ocumare difundió un nuevo manifiesto, en el que prometía "exterminar a los tiranos" y "convocar al pueblo para que designe sus diputados al congreso. Al avanzar en dirección a Valencia, se topó, no lejos de Ocumare, con el general español Morales, a la cabeza de unos 200 soldados y 100 milicianos. Cuando los cazadores de Morales dispersaron la vanguardia de Bolívar, éste, según un testigo ocular, perdió "toda presencia de ánimo y sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupas y huyó a rienda suelta hacia Ocumare, atravesó el pueblo a toda carrera, llegó a la bahía cercana, saltó del caballo, se introdujo en un bote y subió a bordo del « Diana», dando orden a toda la escuadra de que lo siguiera a la pequeña isla de Bonaire y dejando a todos sus compañeros privados del menor auxilio". Los reproches y exhortaciones de Brion lo indujeron a reunirse a los demás jefes en la costa de Cumaná; no obstante, como lo recibieron inamistosamente y Piar lo amenazó con someterlo a un consejo de guerra por deserción y cobardía, sin tardanza volvió a partir rumbo a Los Cayos. Tras meses y meses de esfuerzos, Brion logró finalmente persuadir a la mayoría de los jefes militares venezolanos -que sentían la necesidad de que hubiera un centro, aunque simplemente fuese nominal- de que llamaran una vez más a Bolívar como comandante en jefe, bajo la condición expresa de que convocaría al congreso y no se inmiscuiría en la administración civil. El 31 de diciembre de 1816 Bolívar arribó a Barcelona con las armas, municiones y pertrechos proporcionados por Pétion. El 2 de enero de 1817 se le sumó Arismendi, y el día 4 Bolívar proclamó la ley marcial y anunció que todos los poderes estaban en sus manos. Pero 5 días después Arismendi sufrió un descalabro en una emboscada que le tendieran los españoles, y el dictador huyó a Barcelona. Las tropas se concentraron nuevamente en esa localidad, adonde Brion le envió tanto armas como nuevos refuerzos, de tal suerte que pronto Bolívar dispuso de una nueva fuerza de 1.100 hombres. El
5 de abril los españoles tomaron la ciudad de Barcelona, y las tropas de los patriotas se replegaron hacia la Casa de la Misericordia, un edificio sito en las afueras. Por orden de Bolívar se cavaron algunas trincheras, pero de manera inapropiada para defender contra un ataque serio una guarnición de 1.000 hombres.
Bolívar abandonó la posición en la noche del 5 de abril, tras comunicar al coronel Freites, en quien delegó el mando, que buscaría tropas de refresco y volvería a la brevedad. Freites rechazó un ofrecimiento de capitulación, confiado en la promesa, y después del asalto fue degollado por los españoles, al igual que toda la guarnición.




Piar, un hombre de color, originario de Curazao, concibió y puso en práctica la conquista de la Guayana, a cuyo efecto el almirante Brion lo apoyó con sus cañoneras. El 20 de julio, ya liberado de los españoles todo el territorio, Piar, Brion, Zea, Mariño, Arismendi y otros convocaron en Angostura un congreso de las provincias y pusieron al frente del Ejecutivo un triunvirato; Brion, que detestaba a Piar y se interesaba profundamente por Bolívar, ya que en el éxito del mismo había puesto en juego su gran fortuna personal, logró que se designase al último como miembro del triunvirato, pese a que no se hallaba presente. Al enterarse de ello Bolívar, abandonó su refugio y se presentó en Angostura, donde, alentado por Brion, disolvió el congreso y el triunvirato y los remplazó por un "Consejo Supremo de la Nación", del que se nombró jefe, mientras que Brion y Francisco Antonio Zea quedaron al frente, el primero de la sección militar y el segundo de la sección política. Sin embargo Piar, el conquistador de Guayana , que otrora había amenazado con someter a Bolívar ante un consejo de guerra por deserción, no escatimaba sarcasmos contra el "Napoleón de las retiradas", y Bolívar aprobó por ello un plan para eliminarlo. Bajo las falsas imputaciones de haber conspirado contra los blancos, atentado contra la vida de Bolívar y aspirado al poder supremo, Piar fue llevado ante un consejo de guerra presidido por Brion y, condenado a muerte, se le fusiló el 16 de octubre de 1817. Su muerte llenó a Mariño de pavor. Plenamente consciente de su propia insignificancia al hallarse privado del concurso de Piar, Mariño, en una carta abyectísima, calumnió públicamente a su amigo victimado, se dolió de su propia rivalidad con el Libertador y apeló a la inagotable magnanimidad de Bolívar.

La conquista de la Guayana por Piar había dado un vuelco total a la situación, en favor de los patriotas, pues esta provincia sola les proporcionaba más recursos que las otras siete provincias venezolanas juntas. De ahí que todo el mundo confiara en que la nueva campaña anunciada por Bolívar en una flamante proclama conduciría a la expulsión définitiva de los españoles. Ese primer boletín, según el cual unas pequeñas partidas españolas que forrajeaban al retirarse de Calabozo eran "ejércitos que huían ante núestras tropas victoriosas", no tenía por objetivo disipar tales esperanzas. Para hacer frente a 4.000 españoles, que Morillo aún no había podido concentrar, disponía Bolívar de más de 9.000 hombres, bien armados y equipados, abundantemente provistos con todo lo necesario para la guerra. No obstante, a fines de mayo de 1818 Bolívar había perdido unas doce batallas y todas las provincias situadas al norte del Orinoco. Como dispersaba sus fuerzas, numéricamente superiores, éstas siempre eran batidas por separado.
Bolívar dejó la dirección de la guerra en manos de Páez y sus demás subordinados y se retiró a Angostura. A una defección seguía la otra, y todo parecía encaminarse a un descalabro total. En ese momento extremadamente crítico, una conjunción de sucesos afortunados modificó nuevamente el curso de las cosas. En Angostura Bolívar encontró a Santander, natural de Nueva Granada, quien le solicitó elementos para una invasión a ese territorio, ya que la población local estaba pronta para alzarse en masa contra los españoles. Bolívar satisfizo hasta cierto punto esa petición. En el ínterin, llegó de Inglaterra una fuerte ayuda bajo la forma de hombres, buques y municiones, y oficiales ingleses, franceses, alemanes y polacos afluyeron de todas partes a Angostura. Finalmente, el doctor [Juan] Germán Roscio, consternado por la estrella declinante de la revolución sudamericana, hizo su entrada en escena, logró el valimiento de Bolívar y lo indujo a convocar, para el 15 de febrero de 1819, un congreso nacional, cuya sola mención demostró ser suficientemente poderosa para poner en pie un nuevo ejército de aproxi madamente 14.000 hombres, con lo cual Bolívar pudo pasar nuevamente a la ofensiva.




Los oficiales extranjeros le aconsejaron diera a entender que proyectaba un ataque contra Caracas para liberar a Venezuela del yugo español, induciendo así a Morillo a retirar sus fuerzas de Nueva Granada y concentrarlas para la defensa de aquel país, tras lo cual Bolívar debía volverse súbitamente hacia el oeste, unirse a las guerrillas de Santander y marchar sobre Bogotá. Para ejecutar ese plan, Bolívar salió el 24 de febrero de 1819 de Angostura, después de designar a Zea presidente del congreso y vicepresidente de la república durante su ausencia.
Gracias a las maniobras de Páez, los revolucionarios batieron a Morillo y La Torre en Achaguas, y los habrían aniquilado completamente si Bolívar hubiese sumado sus tropas a las de Páez y Mariño. De todos modos, las victorias de Páez dieron por resultado la ocupación de la provincia de Barinas, quedando expedita así la ruta hacia Nueva Granada. Como aquí todo estaba preparado por Santander, las tropas extranjeras, compuestas fundamentalmente por ingleses, decidieron el destino de Nueva Granada merced a las victorias sucesivas alcanzadas el 1 y 23 de julio y el 7 de agosto en la provincia de Tunja. El 12 de agosto Bolívar entró triunfalmente a Bogotá, mientras que los españoles, contra los cuales se habían sublevado todas las provincias de Nueva Granada, se atrincheraban en la ciudad fortificada de Mompós.




Luego de dejar en funciones al congreso granadino y al general Santander como comandante en jefe Bolívar marchó hacia Pamplona, donde paso mas de dos meses en festejos y saraos. El 3 de noviembre llego a Mantecal, Venezuela, punto que había fijado a los jefes patriotas para que se le reunieran con sus tropas Con un tesoro de unos 2.000.000 de dólares, obtenidos de los habitantes de Nueva Granada mediante contribuciones forzosas, y disponiendo de una fuerza de aproximadamente 9.000 hombres, un tercio de los cuales eran ingleses, irlandeses, hanoverianos y otros extranjeros bien disciplinados, Bolívar debía hacer frente a un enemigo privado de toda clase de recursos, cuyos efectivos se reducían a 4.500 hombres, las dos terceras partes de los cuales, además, eran nativos y mal podían, por ende, inspirar confianza a los españoles. Habiéndose retirado Morillo de San Fernando de Apure en dirección a San Carlos, Bolívar lo persiguió hasta Calabozo, de modo que ambos estados mayores, enemigos se encontraban apenas a dos días de marcha el uno del otro. Si Bolívar hubiese avanzado con resolución, sus solas tropas europeas habrían bastado para aniquilar a los españoles. Pero prefirió prolongar la guerra cinco años más.




En octubre de 1819 el congreso de Angostura había forzado a renunciar a Zea, designado por Bolívar, y elegido en su lugar a Arismendi. No bien recibió esta noticia, Bolívar marchó con su legión extranjera sobre Angostura, tomó desprevenido a Arismendi, cuya fuerza se reducia a 600 nativos, lo deportó a la isla Margarita e invistió nuevamente a Zea en su cargo y dignidades. El doctor Roscio, que había fascinado a Bolívar con las perspectivas de un poder central, lo persuadió de que proclamara a Nueva Granada y Venezuela como "República de Colombia", promulgase una constitución para el nuevo estado --redactada por
Roscio-- y permitiera la instalación de un congreso común para ambos países. El 20 de enero de 1820 Bolívar se encontraba de regreso en San Fernando de Apure.
El súbito retiro de su legión extranjera, más temida por los españoles que un número diez veces mayor de colombianos, brindó a Morillo una nueva oportunidad de concentrar refuerzos. Por otra parte, la noticia de que una poderosa expedición a las órdenes de O'Donnell estaba a punto de partir de la Península, levantó los decaídos ánimos del partido español. A pesar de que disponía de fuerzas holgadamente superiores, Bolívar se las arregló para no conseguir nada durante la campaña de 1820. Entretanto llegó de Europa la noticia de que la revolución en la isla de León había puesto violento fin a la programada expedición de O'Donnell. En Nueva Granada, 15 de las 22 provincias se habían adherido al gobierno de Colombia, y a los españoles sólo les restaban la fortaleza de Cartagena y el istmo de Panamá. En Venezuela, 6 de las 8 provincias se sometieron a las leyes colombianas. Tal era el estado de cosas cuando Bolívar se dejó seducir por Morillo y entró con él en tratativas que tuvieron por resultado, el 25 de noviembre de 1820, la concertación del convenio de Trujillo, por el que se establecía una tregua de seis meses. En el acuerdo de armisticio no figuraba una sola mención siquiera a la Republica de Colombia, pese a que el congreso había prohibido, a texto expreso, la conclusión de ningún acuerdo con el jefe español si éste no reconocía previamente la independencia de la república.




El 17 de diciembre, Morillo, ansioso de desempeñar un papel en España, se embarcó en Puerto Cabello y delegó el mando supremo en Miguel de Latorre; el 10 de marzo de 1821 Bolívar escribió a Latorre participándole que las hostilidades se reiniciarían al término de un plazo de 30 días. Los españoles ocupaban una sólida posición en Carabobo, una aldea situada aproximadamente a mitad de camino entre San Carlos y Valencia; pero en vez de reunir allí todas sus fuerzas, Latorre sólo había concentrado su primera división, 2.500 infantes y unos 1.500 jinetes, mientras que Bolívar disponía aproximadamente de 6.000 infantes, entre ellos la legión británica, integrada por 1.100 hombres, y 3.000 llaneros a caballo bajo el mando de Páez. La posición del enemigo le pareció tan imponente a Bolívar, que propuso a su consejo de guerra la concertación de una nueva tregua, idea que, sin embargo, rechazaron sus subalternos. A la cabeza de una columna constituida fundamentalmente por la legión británica, Páez, siguiendo un atajo, envolvió el ala derecha del enemigo; ante la airosa ejecución de esa maniobra, Latorre fúe el primero de los españoles en huir a rienda suelta, no deteniéndose hasta llegar a Puerto Cabello, donde se encerró con el resto de sus tropas. Un rápido avance del ejército victorioso hubiera producido, inevitablemente, la rendición de Puerto Cabello, pero Bolívar perdió su tiempo haciéndose homenajear en Valencia y Caracas. El 21 de setiembre de 1821 la gran fortaleza de Cartagena capituló ante Santander. Los últimos hechos de armas en Venezuela --el combate naval de Maracaibo en agosto de 1823 y la forzada rendición de Puerto Cabello en julio de 1824-- fueron ambos la obra de Padilla.
La revolución en la isla de León, que volvió imposible la partida de la expediúión de O'Donnell, y el concurso de la legión británica, habían volcado, evidentemente, la situación a favor de los colombianos.




El Congreso de Colombia inauguró sus sesiones en enero de 1821 en Cúcuta; el 30 de agosto promulgó la nueva constitución y, habiendo amenazado Bolívar una vez mas con renunciar, prorrogó los plenos poderes del Libertador. Una vez que éste hubo firmado la nueva carta constitucional, el congreso lo autorizó a emprender la campaña de Quito (1822), adonde se habían retirado los españoles tras ser desalojados del istmo de Panamá por un levantamiento general de la población.
Esta campaña, que finalizó con la incorporación de Quito, Pasto y Guayaquil a Colombia, se efectuó bajo la dirección nominal de Bolívar y el general Sucre, pero los pocos éxitos alcanzados por el cuerpo de ejército se debieron íntegramente a los oficiales británicos, y en particular al coronel Sands.
Durante las campañas contra los españoles en el Bajo y el Alto Peru --1823-1824-- Bolívar ya no consideró necesario representar el papel de comandante en jefe, sino que delegó en el general Sucre la conducción de la cosa militar y restringio sus actividades a las entradas triunfales, los manifiestos y la proclamación de constituciones. Mediante su guardia de corps colombiana manipuló las decisiones del Congreso de Lima, que el 10 de febrero de 1823 le encomendó la dictadura; gracias a un nuevo simulacro de renuncia, Bolívar se aseguró la reelección como presidente de Colombia. Mientras tanto su posición se había fortalecido, en parte con el reconocimiento oficial del nuevo estado por Inglaterra, en parte por la conquista de las provincias altoperuanas por Sucre, quién unificó a las últimas en una república independiente, la de Bolivia. En este país, sometido a las bayonetas de Sucre, Bolívar dio curso libre a sus tendencias al despotismo y proclamó el Código Boliviano, remedo del Code Napoleón. Proyectaba trasplantar ese código de Bolivia al Perú, y de éste a Colombia, y mantener a raya a los dos

primeros estados por medio de tropas colombianas, y al último mediante la legión extranjera y soldados peruanos. Valiéndose de la violencia, pero también de la intriga, de hecho logró imponer, aunque tan sólo por unas pocas semanas, su código al Perú. Como presidente y libertador de Colombia, protector y dictador del Perú y padrino de Bolivia, había alcanzado la cúspide de su gloria. Pero en Colombia había surgido un serio antagonismo entre los centralistas, o bolivistas, y los federalistas, denominación esta última bajo la cual los enemigos de la anarquía militar se habían asociado a los rivales militares de Bolívar. Cuando el Congreso dé Colombia, a instancias de Bolívar, formuló una acusación contra Páez, vicepresidente de Venezuela, el último respondió con una revuelta abierta, la que contaba secretamente con el apoyo y aliento del propio Bolívar; éste, en efecto, necesitaba sublevaciones como pretexto para abolir la constitución y reimplantar la dictadura. A su regreso del Perú, Bolívar trajo además de su guardia de corps 1.800 soldados peruanos, presuntamente para combatir a los federalistas alzados. Pero al encontrarse con Páez en Puerto Cabello no sólo lo confirmó como máxima autoridad en Venezuela, no sólo proclamó la amnistía para los rebeldes, sino que tomó partido abiertamente por ellos y vituperó a los defensores de la constitución; el decreto del 23 de noviembre de 1826, promulgado en Bogotá, le concedió poderes dictatoriales.

En el año 1826, cuando su poder comenzaba a declinar, logro reunir un congreso en Panamá, con el objeto aparente de aprobar un nuevo código democrático internacional. Llegaron plenipotenciarios de Colombia, Brasil, La Plata, Bolivia, México, Guatemala, etc. La intención real de Bolívar era unificar a toda América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él mismo. Mientras daba así amplio vuelo a sus sueños de ligar medio mundo a su nombre, el poder efectivo se le escurría rápidamente de las manos. Las tropas colombiams destacadas en el Perú, al tener noticia de los preparativos que efectuaba Bolívar para introducir el Código Boliviano, desencadenaron una violenta insurrección. Los pruanos eligieron al general Lamar presidente de su república, ayudaron a los bolivianos a expulsar del país las tropas colombianas y emprendieron incluso una victoriosa guerra contra Colombia, finalizada por un tratado que redujo a este país a sus límites primitivos, estableció la igualdad de ambos países y separó las deudas públicas de uno y otro. La Convención de Ocaña, convocada por Bolívar para reformar la constitución de modo que su poder no encontrara trabas, se inauguró el 2 de marzo de 1828 con la lectura de un mensaje cuidadosamente redactado, en el que se realzaba la necesidad de otorgar nuevos poderes al ejecutivo. Habiéndose evidenciado, sin embargo, que el proyecto de reforma constitucional diferiría esencialmente del previsto en un principio, los amigos de Bolívar abandonaron la convención dejándola sin quórum, con lo cual las actividades de la asamblea tocaron a su fin. Bolívar, desde una casa de campo situada a algunas millas de Ocaña, publicó un nuevo manifiesto en el que pretendía estar irritado con los pasos dados por sus partidarios, pero al mismo tiempo atacaba al congreso, exhortaba a las provincias a que adoptaran medidas extraordinarias y se declaraba dispuesto a tomar sobre sí la carga del poder si ésta recaía en sus hombros. Bajo la presión de sus bayonetas, cabildos abiertos reunidos en Caracas, Cartagena y Bogotá, adonde se había trasladado Bolívar, lo invisteron nuevamente con los poderes dictatoriales. Una intentona de asesinarlo en su propio dormitorio en Bogotá, de la cual se salvó sólo porque saltó de un balcón en plena noche y permaneció agazapado bajo un puente, le permitió ejercer durante algún tiempo una especie de terror militar. Bolívar, sin embargo, se guardó de poner la mano sobre Santander, pese a que éste había participado en la conjura, mientras que hizo matar al general Padilla, cuya culpabilidad no había sido demostrada en absoluto, pero que por ser hombre de color no podía ofrecer resu tencia alguna.




En 1829, la encarnizada lucha de las facciones desgarra ba a la república y Bolívar, en un nuevo llamado a la ciudadanía, la exhortó a expresar sin cortapisas sus deseos en lo tocante a posibles modificaciones de la constitución.
Como respuesta a ese manifiesto, una asamblea de notables reunida en Caracas le reprochó públicamente su ambiciones, puso al descubierto las deficiencias de gobierno, proclamó la separación de Venezuela con respecto a Colombia y colocó al frente de la primera al general Páez. El Senado de Colombia respaldó a Bolivar, pero nuevas insurrecciones estallaron en diversos lugares. Tra haber dimitido por quinta vez, en enero de 1830 Bolívar aceptó de nuevo la presidencia y abandonó a Bogotá para guerrear contra Páez en nombre del congreso colombiano. A fines de marzo de 1830 avanzó a la cabeza de 8.000 hombres, tomó Caracuta, que se había sublevado, y se dirigió hacia la provincia de Maracaibo, donde Páez lo esperaba con 12.000 hombres en una fuerte posición. No bien Bolívar se enteró de que Páez proyectaba combatir seriamente, flaqueó su valor. Por un instante, incluso, pensó someterse a Páez y pronunciarse contra el congreso. Pero decreció el ascendiente de sus partidarios en ese cuerpo y Bolívar se vio obligado a presentar su dimision ya que se le dio a entender que esta vez tendría que atenerse a su palabra y que, a condición de que se retirara al extranjero, se le concedería una pensión anual. El 27 de abril de 1830, por consiguiente, presentó su renuncia ante el congreso. Con la esperanza, sin embargo, de recuperar el poder gracias a la influencia de sus adeptos, y debido a que se había iniciado un movimiento de reacción contra Joaquín. Mosquera, el nuevo presidente de Colombia, Bolívar fue postergando su partida de Bogotá y se las ingenió para prolongar su estada en San Pedro hasta fines de 1830, momento en que falleció repentinamente.




Ducoudray-Holstein nos ha dejado de Bolívar el siguiente retrato: "Simón Bolívar mide cinco pies y cuatro pulgadas de estatura, su rostro es enjunto, de mejilla hundidas, y su tez pardusca y lívida; los ojos, ni grandes ni pequeños, se hunden profundamente en las órbitas; su cabello es ralo. El bigote le da un aspecto sombrío y feroz, particularmente cuando se irrita. Todo su cuerpo es flaco y descarnado. Su aspecto es el de un hombre de 65 años Al caminar agita incesantemente los brazos. No puede andar mucho a pie y se fatiga pronto. Le agrada tenderse o sentarse en la hamaca. Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita. En la adversidad, y cuando está privado de ayuda exterior, resulta completamente exento de pasioness y arranques temperamentales.
Entonces se vuelve apacible, paciente, afable y hasta humilde. Oculta magistralmente sus defectos bajo la urbanidad de un hombre educado en el llamado beau monde, posee un talento casi asiatico para el disimulo y conoce mucho mejor a los hombres que la mayor parte de sus compatriotas."




Por un decreto del Congreso de Nueva Granada los restos mortales de Bolívar fueron trasladados en 1842 a Caracas, donde se erigió un monumento a su memoria.

Véase: Histoire de Bolivar par Gén. Ducoudray-Holstein, continuée jusqu'á sa mort par Alphonse Viollet (Paris, 1831); Memoirs of Gen. John Miller (in the service of the Republic of Peru; Col. Hippisley's Account of his Journey to the Orinoco (London, 1819).


Artículo publicado en el tomo III de The New American Cyclopedia. Escrito en enero de 1858. Apareció en la edición alemana de MEW, t. XIV, pp. 217-231.

152) Conferencia de Pilar Rahola em Buenos Aires, 15/08/2006

Transcripción de la conferencia de la Dra. Pilar Rahola en Buenos Aires
Martes 15 de agosto de 2006

ACTIVIDAD ORGANIZADA POR LA COMUNIDAD BET HILEL, EL CLUB NÁUTICO HACOAJ Y LA ASOCIACIÓN AMIGOS DE RADIO JAI. REALIZADA EN LA SEDE CAPITAL DE HACOAJ, CON LA PRESENCIA DE 2.500 PERSONAS.

Buenas noches. ¡Qué lindo espacio, cuánta gente! La verdad que es emocionante.
Venía para acá y la verdad es que, cuando una tiene que explicar temas sórdidos y no demasiado simpáticos a una audiencia que tiene preocupación por lo que acontece y que muy a menudo sufre eso que acontece, una piensa en distintas formas de empezar. Y siempre acaba en una misma. Pero no voy a ser original. Voy a explicar cosas que he escrito en artículos, que he dicho en televisión, que quizá me han oído en otras conferencias, y me siento un poco inquieta.

Probablemente ustedes van a oír conceptos, análisis que conocen, que ya han oído expresar a mí o a otros, y que forman parte de la batalla de la ideas en la que estamos algunos, en cada uno de los frentes donde nos toca lidiar.

Por tanto, mi primera disculpa es por la poca originalidad. No lo voy a hacer (porque la realidad no lo permite) análisis muy distintos.

Si algo me da una profunda rabia es no haberme equivocado en algunas prospectivas. Es haber venido hace tres años y decir unas cosas que aún están ahí... o peor. Es haber analizado algunas de las miserias que nos acontecen y ver que no se resuelven. Y por tanto la realidad me impide la originalidad. Más bien diría que voy a repetir, para que queden cuajados, aquí y donde me pongan un micrófono (a veces entre judíos, a veces entre no judíos, a veces entre oídos amigos, a veces entre oídos enemigos) lo mismo que algunos llevamos diciendo desde hace tiempo.

Por tanto, lo primero, perdónenme.

La segunda excusa es que yo ahora hablo tranquila, pero luego me acelero, y lo sé... Voy a intentar controlar mi ritmo, que es un ritmo que mi madre dice cardíaco, voy a intentar controlar mi español que a veces toma verbos curiosos, voy a intentar por tanto -que ya que lo que explicamos es tan triste- como mínimo, que el verbo sea plácido.

Y lo tercero es que me van a perdonar pero no traigo esa dosis de optimismo que me gustaría traer. Y soy una mujer optimista. Lo soy por naturaleza. Soy vital, soy apasionada, amo las cosas que me interesan, me dedico a ellas y por tanto, en este sentido soy, a todos los niveles, una enamorada de la vida.

Y por tanto me gusta siempre ver la botella medio llena, ver lo positivo. Por tanto, me gustaría llegar aquí y decir: "miren ustedes, esto va bien". No, no les voy a decir eso. Porque la primera obligación moral de alguien que cree que defiende una causa que es noble es justa y es moral, es no mentir. O intentar, como mínimo, no equivocarse. Y la segunda obligación moral que tenemos los que tenemos el enorme lujo de tener un micrófono y ser escuchados, es ser muy irresponsables con los riesgos, no jugar con ellos.

Por tanto, las tres excusas están ahí. Voy a hablar rápido, seguro, no voy a ser original ni tan solo en las metáforas y si, además, me han oído en el programa de Grondona o en algún otro lugar... lo poco original ya lo quemé en televisión. Y además, sin ninguna duda, no voy a ser optimista.

Miki Steuerman puso un título a esta conferencia -es su culpa no mía- que decía "Y después de la guerra ¿qué?". ¿Tu pretendes Miguel que yo tenga la respuesta?. Pero vamos a intentar cumplir un poco de entrada para tenerlo algo contento con ese titular. Luego ya voy a hacer lo que me dé la gana.

Después de la guerra ¿qué?. Estamos ante un problema que tiene que ver con que de golpe se nos descontrolaba un trocito del problema y nos entramos en una guerra terrible que hemos dejado vidas humanas, hemos dejado dolor, esperanza, anhelos. Cómo estamos, en qué lugar estamos, cómo eso actúa en el mundo judío y cómo actúa eso en el mundo y todo eso cómo actúa en los problemas globales que de alguna forma nos conciernen.

Empecemos por tanto con la reflexión sobre la guerra en concreto.

El otro día en una escuela judía en Chile, un chico brillante, valiente y bastante contaminado, levantó la mano y me dijo: "Yo soy pacifista y como tal repudio lo que hace Israel. No me gusta que maten mujeres, niños. No me gusta la guerra. Y mi identidad judía, que se basa en el valor de la vida, no entiende lo que está ocurriendo".

Ese chico judío expresaba en voz alta lo que deben sentir mucho de ustedes: no entienden. Cómo un pueblo, una identidad que se ha forjado a lo largo de los siglos, en cada liturgia religiosa, en cada relación moral y personal, en cada educación de padre a hijo, de madre a hijo, en un concepto fundamental basado en la vida y el respeto, puede hoy aparecer ante el mundo como el opresor, el asesino de niños, el malvado. Si eso hace daño a alguien, es al judío. Y sin duda eso rompe, de alguna manera, contradicciones interiores que luego cada uno resuelve como puede. Porque, a pesar de todo, la inmensa mayoría no está contaminada informativamente. Sabe lo que ocurre, sabe que no estamos ante asesinatos masivos de nada, sabe que estamos en la lucha por la vida. Pero es cierto, ese chaval chileno... yo lo entiendo: "¿Qué hace mi pueblo?... Porque la televisión me dice que mi pueblo es malvado".

Bien. Empecemos por ahí. Los que defendemos Israel, los que incluso hemos entendido esta guerra aunque nos ha hecho daño, los que tenemos incluso un pensamiento crítico de cómo se ha llevado, ¿somos gente de paz?. ¿Somos gente que levantamos la bandera de la paz?. Les aseguro que yo no voy a permitir que a mi me la arrebaten. Llevo toda mi vida luchando por la paz. Creí en ella cuando era una adolescente y luchaba contra la dictadura de Franco. Creí en ella cuando me educaron en mi casa mis padres y me educaron en los conceptos de vida y de paz. Creí en ella cuando tiré adelante con mi vida, con mi gente, con mis hijos. Creí en ella cuando me fui a otro lugar del mundo a adoptar a mis hijos y luché contra el mundo para tenerlos. Creí en ella cada vez que estuve en un conflicto armado y vi lo que significaba la muerte. Y creo en ella ahora que lucho contra esta locura que nos está tocando.

Le dije a este chico chileno que, los que estamos en este conflicto mirándolo de cerca, hasta entendiéndolo, somos gente de paz. Y cada uno de esos chavales que están en la guerra o han estado en la guerra, y cada uno de esos padres que ha perdido un hijo en una de esas guerras, es gente de paz. Y ese estado que ha hecho esa guerra, es un estado que quiere la paz.

Por tanto, si me permiten -como primera reflexión- tengamos todos problemas morales cada vez que el mundo entra en locura y entra en guerra, pero entendamos hasta que punto a veces hay guerras que son caminos tortuosos para garantizar la vida.

Lo tuvo claro Ghandi cuando defendió la guerra contra Hitler. Hasta lo tuvo claro Amos Oz cuando escribió lo que escribió. Probablemente, en algún momento, lo tuvo claro el escritor israelí David Grossman, a pesar que ha muerto un hijo suyo el día antes del alto el fuego.

Lo segundo que les diré es que esta guerra era inevitable. Podía ocurrir hoy, ayer o mañana. Pero era inevitable, cuando uno está en un país, en un trozo de mundo dejado de la mano (no diré de Dios porque los rabinos me reñirían pero sí, en todo caso, de la mano del dios político), abandonado a su absoluta suerte.

Recuerdo que una vez le pregunté a Ehud Olmert cuando era Vicepresidente y tuve la ocasión de conocerlo (hoy he estado con otro Vicepresidente, no sé si lo mío es hacer Presidentes, porque en el caso de Ehud Olmert después se convirtió en Presidente, y hoy le dije: "me dicen que estoy con un hombre con mucho presente pero más futuro". Bien. ¿Como se llamaba el de hoy?. Scioli. Este hombre con el que hoy he estado tiene futuro, porque no le pesqué ni una idea, es decir, no me dijo nada. Perdón. Seguro que las tiene, pero no me las dijo). Bueno. Recuerdo que estuve con Ehud Olmert cuando fue el atentado de Haifa, un día después o dos, y yo le comenté: -"Algún día los israelíes tenéis que permitir que los muertos respiren. Y después de un atentado integrista, de un atentado enloquecido como este, no hagáis nada con el ejército. Pararos. Quedaros quietos. Quizá así el mundo os va a entender un poco".
Y Ehud Olmert me miró y me dijo: -"si yo no hago nada, si no envío el ejército, si no me defiendo, ¿Europa me va a querer más?".
Y le dije: -"No".
Me dijo: -"y dime, ¿si mi país está en peligro de desaparición tu país va a enviar soldados a defenderme?".
Y le dije: -"No".
Y él me dijo: -"Entonces deja que yo defienda mi país".

Están solos, están solos. Pero además están solos haciéndonos el trabajo sucio, al mundo, a la humanidad libre, a la gente que intentamos vivir. Están luchando por nosotros.

Y cuando alguien vive en un país que son escasamente siete millones de personas, rodeados por millones educados en el odio, que son educados para matar, con todo el dinero del mundo dedicado no a construir científicos, ni médicos, ni poetas, sino a construir asesinos, bombas humanas. Cuando todos los organismos internacionales, en lugar de tutelar los derechos fundamentales, tutelan y blanquean las dictaduras que vulneran todos los derechos humanos. Cuando esto ocurre, y cuando tienes al norte un estructura militar que ocupa un país en un claro acto de guerra... Esta guerra estaba cantada.

Las lágrimas del Presidente del Líbano me hubiera gustado verlas antes, mucho antes. O le encantaba ser socio y ser el territorio de una estructura militar que quiere atacar a otro país vecino que es financiada por otros dos países de la zona, uno de los cuales lo ha dominado durante años y lo ha destruido económicamente, socialmente y moralmente, y nos llora porque Israel llega. Hay hipocresía. Hay lágrimas que pesan tanto... pero pesan por inmorales.

Se fueron de Gaza y los cohetes kassam cayeron más cerca. Se fueron del Golan y el Hezbollah se dedicó a arreglarse el chiriguito con mucha tranquilidad sin que nadie mirara, controlara, evidentemente pasándose por el trasero todas las resoluciones de la ONU, que solo tiene que resolverlas finalmente y cumplirlas Israel, nunca el resto de países.

Y por tanto, de la misma forma que una vez yo me atreví a decir en Miami (y era un diez de marzo de hace dos años): "¿Qué espera Europa, un atentado en Madrid, en Londres?". Ocho horas después morían doscientas personas en Madrid. De la misma manera me atrevo a decir que, como mínimo, por el conocimiento que intentas tener, por la proximidad que intentas tener con el conflicto, te das cuenta de que esto solo podía llegar donde llegó.

Cuando uno tiene un enemigo que se arma no para la paz sino para la guerra, cuando ha roto todas las fuentes de dialogo, cuando preparan todas sus estructuras sociales para matar, cuando prepara sus generaciones para guerrear, cuando rompe todas las posibilidades y encima está en un paquete más grande, ideológicamente hablando, que está matando por todas partes en el mundo y está motivado, financiado, está mimado por los medios de comunicación, los occidentales, los propios. Entonces, ¿qué hace un país de siete millones de personas que encima está solo? ¿Esperar que le secuestren más soldados, que le tiren más misiles, esperar a que estén más armados?. Yo no soy militar, ni tan solo entiendo de estrategia militar ni quiero. No sé si era el momento, no sé si fue oportuno, no sé si se hizo bien, no sé si es justo. Solo sé que una parte del conflicto esperaba en qué momento empezaría esto. Y era inevitable.

Por tanto la pregunta de Miki "Y ahora qué", les voy a decir con la lupa pequeña lo que a mi me parece que va a ocurrir en la zona. Pero luego voy a poner la lupa grande porque yo no quiero hablarles de Israel. Hoy no he venido a hablar de Israel. Hoy he venido ha hablar de derechos humanos, de ideologías asesinas, de la locura del mundo, de los medios de comunicación, de nuestra querida izquierda, la suya y la mía y la del otro lado, de antisemitismo y de un montón de cosas más. Israel no es el problema. Es más, aunque el mundo no lo sepa, es la solución.

¿Y ahora qué?... Vayamos a la prensa cotidiana. Hoy he estado comiendo con un señor holandés que tiene un nombre imposible, Van Der Kooy -un hombre interesante y notable-. Yo le hablaba de Clarín, le comentaba que la Comunidad muy contenta no estaba... Por cierto que nos dijo, y esto les gustará saberlo, estaba muy preocupado por el boicot de la Comunidad Judía (dijo que perdieron alrededor de veinte mil ejemplares un domingo. Lo digo puramente porque no creo que me lo haya dicho en secreto). Él, abiertamente, ante Miki y ante mi nos ha dicho: "Fue un boicot del severo, el diario lo notó". Entonces yo le hablaba de esto y le decía qué pasa, qué nos pasa, qué le pasa a tu periódico, qué le pasa al mío, hablábamos de la izquierda. Entonces el periodista me dice: -"No. Pero Clarín le ha dedicado cinco páginas diarias a la guerra".

Eso ya es una distorsión, pero no en Clarín, en cualquier informativo. ¿Por qué cuando Israel mueve un tanque es tanta noticia en el mundo y cuando mueve un tanque cualquier loco en cualquier lugar del mundo, ni tan solo tiene media página en algún lugar? ¿Por qué morir bajo balas israelíes es ser una víctima universal?, pero morir como un pobre sudanés en el sur de Sudán no es nada. ¿Por qué morir bajo Israel es noticia y es víctima, y morir bajo las dictaduras de Siria, de Irán, de Arabia Saudita, no es nunca noticia?.

Cinco páginas dedicadas a la guerra. Ni una página dedicada a la esclavitud de la mujer en el Islam. Cinco páginas a la guerra. Ni única a que Israel, ese pequeño país violentado y presionado, aún tiene capacidad para darnos Premios Nobel. Cinco páginas a la guerra, ni una a la locura integrista. ¿Cómo pueden?. Yo le decía: -"No te das cuenta que el tema es mucho más importante. ¿Cuántos miles más tendrá que matar el integrismo islámico para que te enteres que ese es el tema. Que el tema del mundo no es Israel, es otro. Que Israel está en la trinchera de ese problema que nos ataca y nos mata. ¿Cuándo os vais a enterar?".

Pero a pesar de todo, como va a continuar con sus cinco páginas, ustedes van a leer que después de la guerra Israel no ha tenido la victoria militar. Hezbollah, nada, ¡está perfecta! Porque si alguien mueve bien la propaganda, es el mundo árabe. Ustedes tiene la fama y ellos, como decimos en España, cardan la lana. Es decir, ustedes (los judíos) dominan el mundo, los medios de comunicación, las finanzas -se nota cada día en Clarín-. Pero en cambio si alguien tiene capacidad para jugar retóricamente con el victimismo, para jugar extraordinariamente bien con la mentira, con la distorsión y con el prejuicio, ese es el mundo que hoy nos está amenazando. Y miren ustedes, no va a salir ningún general israelí diciendo "los hemos aplastado". Pero va a salir Nassrala diciendo "los hemos aplastado", porque el valor de la vida no es el mismo. No es el mismo.

Militarmente hablando, si el objetivo era acabar con Hezbollah, esta guerra ha sido un fracaso, sin duda. Si el objetivo era subir las fronteras del Río Litani, destruir estructuras, poner en evidencia lo que significa Hezbollah, poner en un compromiso ocasional a Koffi Anán (siempre viene de gusto), y además, de alguna forma, conseguir que algún tipo de estructura internacional estuviera en la zona, si ese era el objetivo, el objetivo esta absolutamente cumplido.

No nos vayamos pesimistas. Estos tipos ahora no van a poder tirar tan fácilmente misiles porque están más arriba, más controlados, más mirados y la estructura está dañada. Si el objetivo era, acabarlos... No. No se puede. Porque aunque acabes con todos los que hay en el Líbano, irán a enviar a mojaidines. O Siria enviará a quien quiera. Yo estuve en la guerra de los Balcanes y en Bosnia me encontré con mojaidines iraníes. Es decir, oigan ustedes, el tema no es como acabar con esta guerra. Si ustedes creen realmente que la guerra, la global, la problemática, la que nos afecta a todos, israelíes o no, la va a acabar solita Israel, no. Israel está en la trinchera y hace lo que puede. Pero la guerra tiene otra naturaleza.

En el plano militar, para leer sus cinco páginas de Clarín y sus notas de La Nación y no sé qué iban a ver que Nassrala que dice cada día "victoria militar", y como aquí nadie se le ocurre un tipo integrista totalitario puede mentir, pues se lo van a creer. Para qué si no. Estamos en un mundo dónde nos creemos estas locuras. Estamos en un mundo donde un tipo, un imán, lo sacan en televisión, dice barbaridades y todos consideran que es un interlocutor.

Perdónenme esta anécdota, pero como me siento muy en familia me lo permito, se lo dije a Julián Schvindlerman que es un fantástico tipo y un hombre de una cabeza extraordinaria y además un gran amigo, le dije: "Julián, muy bien que tú vayas a pelearte con el imán, pero la próxima vez quiero una mujer". Florencia, la chavala aquella del otro día, fantástica, una mujer, a pelearse con el imán. A que miren cara a cara y sepa el imán que una mujer le está diciendo cosas. Está hablando de libertad y de derechos, y el tipo pensando "si te tuviera en Arabia Saudita te jodía". Pero no estás.

Por tanto, no lean mucha prensa estos días porque no van a tener una buena digestión: esto va a ser terrible, Nassrala es el tipo mas importante de la historia del mundo árabe, islámico y no sé que más. Y hasta van a hacer un juego de playstation con él, que no estaría mal.

Y en el terreno político, también van a leer ustedes que Israel ha perdido esta guerra. Como no. ¿Porqué?. Porque Israel es una democracia y por tanto en Israel va a salir la oposición, los grupos pacifistas, los medios de comunicación, los opinadores. Y Ehud Olmert (que además encabezo un gobierno débil, que llegó hace poco y llegó como llegó), pues va a tener un problema lógico, porque en las democracias después de una guerra hay crisis políticas.

Y Nassrala no. Va a haber algún disidente que le diga "lo hiciste mal", pero su cabeza va a durar un segundo y medio. Es decir, claro que en ese otro mundo no va a haber crisis política, claro que este tipo sea finalmente reforzado políticamente. Si tu ideal de político es un tipo que mata gente, que se arma hasta los dientes, que esclaviza a su mujer y enseña a su hijo a ser un suicida, si ese es tu ideal social, este tipo es un héroe.

Por suerte, el ideal social de un israelí es un político que se un buen gestor y que sea honesto. Y por tanto va a ser criticado y va a ser problemático y nuestra prensa, que es tan ilustrada que a veces parece un poco botarate, va a decir "crisis política en Israel". Claro. En Hezbollah no. En Siria tampoco. En Irán, bueno, cada día hay manifestaciones, sin dudas...

Por tanto después de la guerra, tregua falsa. Y a esperar la próxima. Me temo mucho que esto no está cerca del final. Como mucho vamos a conseguir tener lo suficientemente controlados a lado y lado para que durante un tiempo esto esté relativamente tranquilos. Creo que a ese nivel sí que hay éxitos. Lo creo sinceramente. Creo que vamos a poder mantener un tiempito sin que sea el foco directo y exacerbado y apasionado.

Y a lo mejor algún izquierdoso que hay, por ahí se aburre de tanta manifestación. Es posible. Pero en todo caso quiero decirles que después de la guerra continua siendo desconcertante el horizonte, terrible la amenaza, la de Israel y la de todos, difícil de gestionar la zona como nadie la puede gestionar y continúe Israel con una enorme soledad.

Sólo han cambiado unas cosas y las quiero decir porque también hay que subir un poco el ánimo. Algunas cosas cambiaron. Algunos países europeos que eran los primeros de la fila en criticar a Israel, han estado más callados. Francia. El silencio francés tiene mucha palabra. Francia, que era el primero en ponerse la kefia corriendo (ahora sólo lo hace Rodríguez Zapatero cuando se me pone tonto). Francia calló. Alemania, mmm, ehhh. Inglaterra por supuesto. Italia, tuvo sus cositas, pero... De golpe Europa no ha dicho nada. Esa Europa cuyo deporte nacional es, primero, darle al yanki (porque eso es gratis), y después darle a Israel (que también es gratis), porque contra Israel Europa vive mejor, tiene más mimados a sus petrodólares, a sus amigos saudis, tiene mas tranquilas a sus emigraciones musulmanas. Contra Israel se vive muy bien. Lo que se vive complicado es a favor de Israel.

Bien, Europa movió alguna pieza y fue interesante. Mírenla ustedes con una lupa muy precisa. La política a veces es muy lenta. Cuando se trata de intereses, vuela, pero cuando se trata de buenas intenciones es lenta. Pero sin embargo yo he visto que en esta guerra concreta, ha habido algunos movimientos a nivel de geopolítica, de gran política, que eran interesantes.

Como mínimo es la primera vez que se ha hablado de terrorismo con Hezbollah abiertamente, que se ha entendido, al menos al principio, que no se podía vivir en una presión militar permanente, que el secuestro de soldados no era algo que un país pueda aceptar con tranquilidad. Y eso tiene que ver con lo que está ocurriendo en el mundo. Esto tiene que ver con los atentados en Londres y Madrid.

Y lo otro que ha parecido interesante y que ha cambiado el panorama es que de golpe Kofi Annan a dicho algo interesante (mira que lleva años) y dijo algo. Yo no le tengo cariño, no le tengo. Ya se que eso es una minoría racial y eso siempre queda bien, si fuera mujer también quedaría bien, pero no. Yo creo que es el responsable máximo, y su imagen pública, de una organización que ha blanqueado y por tanto legitimado dictaduras malvadas, tiránicas, que destruyen todo aquello en lo que yo creo. Esa organización no me ha servido a mi como mujer para defender los derechos de la mujer, no me ha servido a mi como demócrata para defender la democracia en el mundo, no me ha servido como ciudadana de la humanidad para luchar contra las tiranías, contra las locuras, contra los totalitarismo. Solo me ha servido para días y días no criticar a Israel. También Kofi Annan contra Israel vive mejor. Tiene más prestigio, quizá hasta es más rico y en cualquier caso, sin ninguna duda, lo invitan más. Cualquier otra postura sería más complicada. Ese hombre y esa organización que hasta ahora habían estado sin ninguna duda inequívocamente de un lado de la trinchera, finalmente el otro día cuando finalmente plantearon la resolución que ha llevado al "alto el fuego", hizo el primer discurso que yo recuerdo de Kofi Annan criticando abiertamente la participación de Siria e Iran con Hezbollah, hablando de terrorismo, hablando de dolor israelí -que esa era una palabra que en diccionario de Kofi Annan no estaba- y portando y moviendo piezas.

Es decir, en el ruido todo va mal. Pero después del ruido televisivo, el ruido radiofónico, el ruido "clarinesco", se apaciguan, entre el ruido hay palabras interesantes. No sean pesimistas en lo concreto, en esta guerra concreta. Hoy Israel tiene una imagen de crisis política, la va a tener, ya lo verán. Va a tener una imagen de que el ejercito más poderoso del mundo no ha podido con cuatro locos... No es cierto, no eran cuatro, eran muchísimos, estaban armados hasta los dientes, están motivados, aman la muerte. Peor guerrero que este, es difícil. En cambio los soldados aman la vida y el Líbano es un pantano. Cuidado.

Pero yo me atrevo a decir como elemento positivo que hoy Israel es, a nivel de cancillerías y de organismos internacionales, un poquito más comprendido y tiene un poquito más de amigos. Eso me atrevo a decir hoy. ¿Eso es éxito de Israel?. No. ¿Es éxito de que el mundo de golpe se vuelve bueno y dice "hay mira me olvidaba voy a ayudar a ...?. No. No. Me temo que no.

Esta mañana, en el Colegio Tarbut, un chaval me dice: -"pero el mundo ¿por qué no reacciona?". Qué lindo, verdad. ¿Cómo le dices a un chico de 14 años que el mundo que él mira es un conjunto de intereses perversos, generalmente inmorales, cuya moralidad y cuya buena intención brilla por su ausencia en la inmensa mayoría de los casos? ¿Cómo le explicas eso al mundo?. No es fácil. Ese mundo hoy, en algunos lugares, entiende un poco más a Israel, ni que sea por salvarse a si mismo, ni que sea por autodefensa. Y por tanto, cuando se vayan a su casa después de oírme y digan "bua, cómo está esto", recuerden que en algunos aspectos algo está moviéndose, algo.

No sé si en Argentina se enteraron, no sé si Kirchner lo sabe, pero Francia ya lo sabe. España no, eh, nada. A mi me da una vergüenza que el Presidente de mi país haga el ridículo público de esa manera...

Yo les digo, por un lado se mueven piezas, por un lado esta gente no va a dejar de armarse, no va a dejar de prepararse para la guerra. Hoy en día desde el Mediterráneo hasta el sudeste asiático, en el mundo islámico, que no quiere a Israel, en el aspecto popular, nadie, ni lo entenderían. Han sido preparados para odiar a ese país, no van a firmar la paz mañana. Están hipotecando generaciones enteras. Pero además en el mundo árabe en completo, si toda la épica de resistencia está basada en el odio al israelí, cómo van a firmar la paz con ellos. Pero además están seducidos por una ideología totalitaria, están siendo financiados en esa locura, y en consecuencia, si me permiten, ojalá yo pudiera decirles esto lo veo cerca.

Tengo que decirles que hace poco hablaba con un amigo mío que está en Israel y lo llamé los primeros días de los ataques (vive en el norte) y le preguntaba como estaba, luego se fue al sur a refugiarse, y él me decía: -"estoy muy desanimado". Yo estaba en Israel cuando la gran ilusión de Camp David se frustró y nunca vi un pueblo tan derrotado. Habían depositado tanta ilusión y ese gran mentiroso, Arafat, los engañó a todos. Empezado por Clinton que era fácil y continuando por el resto. Y yo me acuerdo que esa sociedad israelí de golpe había pensado que eso se acababa. Y se frustró. El otro día ese amigo mío me decía "estoy como en Camp David, nos fuimos de Gaza y volvemos a estar en Gaza, nos fuimos del Líbano y volvemos a estar en el Líbano, nos caen los misiles, nuestros soldados mueren, nadie nos entiende, no sé que hacer". Esto no es fácil, nada.

Vayamos, sin embargo al resto. Si esto que dice esta loca que está aquí, que les habla es verdad, porqué no lo dice el resto. ¿Tengo yo la razón y los demás no?. Yo no me volví clarividente. Yo no estoy sola, esto quiero decirles. No soy la única, hay más gente como yo. Gente de derecha, de izquierda o de nada, porque ya no sabemos donde estamos. Gente que estamos pensando, haciéndonos reflexiones y tomamos postura. Los hay muchos calladitos. Porque esto de dar este paso adelante, tiene sus riesgos. Los hay calladitos y con la boca pequeña te dicen "yo estoy contigo". Pero hombre ¡pues levanta la voz!

Esto pasó con el nazismo. ¿Cuántos se atrevían a decir ¡no!? ¿Cuántos pensaban que no pero lo callaban? ¿Y cuántos callaban y pensaban "que bueno, mejor"? Recuerden ustedes lo que dije ayer en el acto contra el terrorismo: "lo peor, el silencio de los buenos". Lo peor.

Hay más intelectuales y periodistas, especialmente en Europa, que hoy están reflexionando en voz alta en una línea que no es la mayoritaria. En Francia hay gente muy interesante hoy por hoy, intelectuales de prestigio. En España hay más gente y en otros lugares y en muchos de estos son mujeres. Y les voy a decir cuatro que a mi me parecen muy significativas: la diputada Elke Ferner en Alemania que habla clarísimo, la diputada somalí Ayaan Hirsi Ali en Holanda que está condenada a muerte, la musulmana Uafa Sultan que llegó a enfrentarse en la cadena de TV Al Jassera con un imán y hoy está condenada a muerte y está protegida, la libanesa Brigite Grabiel que desde hace tiempo está protegida en Estados Unidos, algún que otro paquistaní que ha escrito como anónimo y está escondido en las catacumbas y habla... Y por supuesto, Salman Rushdie y Oriana Fallaci. ¡No estamos solos. Somos pocos, pero no estamos solos! No me miren a mi como algo extraño y único, no lo soy.
Cada vez que el mundo se ha enfrentado en situación complicada con ideologías totalitarias, han sido pocos los que han dicho no, pero esos pocos han sido importantes. Y no me refiero a mi, me refiero a gente que se juega la piel muy directamente y muy en primera línea.

Si entonces tenemos razón o un parte de la razón, si Israel tiene razón, si está cargada de razones, si tiene tanto que explicar al mundo, porqué el mundo decidió no escucharlo. ¿Porqué gente brillante e inteligente dice tantas imbecilidades cuando habla de Israel?. ¿Porqué hay tanto ilustrado ignorante cuando habla de Israel? ¿Porqué hay tanta gente con prestigio que lo pierde todo cuando habla de Israel?. ¿Qué está ocurriendo?. Mi análisis. Lo primero, vivimos en unos tiempos de relativismo moral profundo donde los conceptos vinculados al bien y al mal, al sentido de justicia, al respeto, a la verdad como concepto abstracto y como mínimo apetecible, a la vida y a la muerte, son relativizados permanentemente, minusvaludados y como decimos en España ninguneados.

Qué les voy a decir yo hoy aquí, en Buenos Aires. ¿Hace cuánto tiempo que no conmueven las víctimas de la Embajada y de AMIA? ¿Cuánta gente en la Argentina pensó que era un tema judío y no argentino? ¿Cuántos miraban a otro lado, cuántos dijeron "no va conmigo"? ¿Cuántos continuaron negociando con Irán? ¿Cuántos dijeron "es por su culpa por lo que hacen en Israel les matan en Argentina"? ¿Cuántos?. Vieron como caían dos torres gemelas y mataban cuatro mil personas que ese día habían ido al trabajo, a hacer sus negocios, a limpiar los vidrios, a limpiar el salón, trabajadores, emigrantes, empresarios, abogados, periodistas, hombres, mujeres, con sus vidas, sus esperanzas, sus luchas, sus emociones, su gente que les amaba. Y cayeron y murieron. ¿Y cuántos en el mundo dijeron "se lo tenían buscado"?.

¿Quiénes? Esa guatemalteca que había ido a limpiar el despacho de un abogado, ese joven que estaba empezando a triunfar en los negocios, esa chica que había conseguido un trabajito como secretaria. Esos. ¿Merecían morir? Y sin embargo, el relativismo moral hace que cuatro mil muertos pueden ser justificables. Un día alguien se levanta, besa a su pariente más cercano, se va a un centro social, explota y mata a un montón de gente. Y el mundo dice "habrá que buscar porqué lo hizo". No habrá que pensar que esto es un asesinato masivo, que es una maldad masiva, que en nombre de los principios fundamentales es absolutamente insostenible como pensamiento. No se puede ni pensar que alguien, algún día, crea que eso es justificable. Y el relativismo moral en el que estamos instalados hace que ni tan solo los muertos nos llamen a la conciencia.

Eso es terrible. Y miramos la televisión y miramos la prensa y vemos como caen y como mueren, y bueno. Y gente decente. Gente que lleva corbata en los días importantes, que a lo mejor sus hijos han hecho la comunión, que son de orden, decentes, buenos, honestos, miran y dicen "se lo han buscado, y no va conmigo". No horrorizarse ante el horror indiscriminado, ante la muerte indiscriminada, es una forma de inmoralidad, quizá la peor. Y el relativismo moral hoy nos está destruyendo los valores.

Lo segundo no es nuevo, lo he repetido, lo habrán leído, me habrán oído, y si alguno no lo ha oído que se ponga de pie y me salude, pero lo otro es el papel de los dirigentes de las izquierdas del mundo. Con eso les voy a decir que la derecha lo haga mejor, no se equivoquen. Tampoco los veo muy movilizados. No los veo a los intelectuales de derecha, excepto alguno, ahí en primera línea. También van a sus cosas. Pero lo cierto es que, al menos, los que venimos de movimientos progresistas y de luchas por las libertades, lo cierto es que uno siempre piensa que aquellos que enarbolan la bandera de la solidaridad, que es un concepto bonito que forma parte del buenismo político, y que cualquiera tiene un trocito de bandera en su casa para quedar bien, esos que enarbolan esa bandera serían los primeros que serían solidarios con las víctimas. Esos que forman parte del mundo intelectual, del mundo periodístico, que están en las cátedras universitarias, que copan los prestigiosos premios que pueden otorgarles porque son todos grandes pensadores, porqué piensan tan mal. Yo acuso a la izquierda de traicionar la moral, la libertad los derechos humanos, la igualdad, la acuso. Acuso a la gente que tendría que estar en la primera línea diciéndole a un loco integrista "tu eres mi enemigo porque yo lucho contra el totalitarismo", y alguien que enseña a amar la muerte es un totalitario puro. Esos, que tendrían que estar en la primera línea, ayer no estaban en la manifestación contra el terrorismo. Pero otro día estuvieron con banderas de Hezbollah, y si no estaban, lo pensaban. ¿Dónde están?. Se lo decía al amigo de apellido holandés ¿dónde estáis, dónde estamos?. ¿No tenemos un deber moral con la libertad? ¿No tenemos una exigencia moral con nuestros propios principios? ¿No somos la gente que creímos en la utopías? ¿No le dijimos al mundo, en un momento de la historia, "vamos a cambiar el mundo"?. ¿Y ahora qué? ¿Quién está cambiando el mundo, el islamismo loco? ¿Quién está cambiando el mundo, los Bin Laden y los Chavez? ¿Dónde estamos nosotros?. Perdónenme.

Si hoy Israel tiene tantas dificultades para ser entendido, es porque la gente que tiene la obligación de hablar de la verdad, de lo que ocurre, de lo que pasa, está traicionando a la verdad. Y encima lo hacen enarbolando las banderas que más aman. La solidaridad con las víctimas, pero según cuales, se fijaron. Solo son terroristas los que matan en Madrid. Los que matan en Israel son resistentes. Los que matan en Irak a un pobre grupo de jóvenes que están en la cola esperando para conseguir un trabajo, también son resistentes. Fíjense, si matan con la financiación, la logística y el dinero del integrismo islámico (que es un fenómeno universal) en un zona del mundo donde hay israelíes o americanos entonces son milicias, resistentes, inmoladores, lo que quieran. ¡Ah!, pero los matan en Madrid son terroristas. Hasta Zapatero tiene esa diferencia.

A mi me hubiera encantado que Zapatero hubiera vivido un tiempecito, no sé, con los de Hamas, haber lo contento que estaba. Porque claro, cuando a uno se le pone la kefia en una guerra donde un país ha sido agredido, donde quien te está agrediendo habla de integrismo islámico, donde quien te está agrediendo habla de una república islámica, desde el Mediterráneo hasta el sudeste asiático, y te quiere reconquistar y te lo dicen (que lean los textos), y te han matado doscientas personas en Madrid y te atentó contra un restaurante en Casablanca que se llamaba España (y era de casualidad, claro, pasábamos por ahí). Estos tipos tiene que ver con esa kefia. Por tanto, por favor, un poco de fineza italiana, ya que no la tienes castiza. Desde luego, la imagen distorsionada tiene que ver con una mirada progresista, que lejos de ir hacia el progreso, va hacia la antimodernidad. Y que en la locura de distorsionar lo que está ocurriendo, está dándole la mano inconscientemente a lo que más odia, que es justamente la falta de libertades.

Hay una web hispana que se llama web islam que es fantástica. A mi de vez en cuando me dedican alguna florecita. Y esa web está financiada con dinero público, porque en España somos así de buenos. Una web israelí no la pagaríamos, claro, primero porque ya tienen dinero, segundo porque formaríamos parte del imperialismo sionista. Pero una web musulmana, pobrecita, si no tienen dinero, ni el petrodólar, ni las grandes riquezas, no qué vamos a hacer, y bueno, la financiamos. El otro día esa web que recibe dinero público del ayuntamiento de Barcelona y dinero público del gobierno español, publicó uno de los libelos clásicos que vienen del antisemitismo cristiano y finalmente se concretaron en el antisemitismo del siglo XX, que es libelo que dice que en el Talmud se pide a los judíos que maten a los no judíos, los desprecien, beban su sangre y no sé cuanto más. En esa web, pagada con dinero público (quedarían ustedes horrorizados, estuve a punto de traerlo y luego lo dejé) publicaban partes de un falso Talmud, donde lo que se decía era terrible. Bien. Esa web islámica había sacado ese artículo de una web de extrema izquierda que se llama rebelión.org, que también lo había publicado. Se dieron la manita. En el odio a los judíos se daban la manita, la extrema izquierda y el integrismo islámico y encima todos bendecidos por la izquierda. Estamos a unos niveles...

Tampoco tengo que decirle que esto es nuevo. Han cambiado algunos factores y algunos son fundamentales, pero no mucho más. Pero en todo caso si sumamos el relativismo moral, si sumamos el papel de la izquierda que es de pena, quizá a lo mejor lo fue siempre, no sé. Yo conozco gente que luchó por la izquierda, que dejó su vida y fueron grandes hombres y grandes mujeres. Pero también he conocido gente que me justificaba a ese carcamán que está en Cuba, o que se han enamorada de Chavez ahora, que es una payaso con petróleo, pero un payaso peligroso, eh. Sumen ustedes una izquierda que hoy ha decidido ni ver, ni mirar, ni oír cuando se habla de libertades, que no se han manifestado ni un solo día por la esclavitud de la mujer en el mundo islámico. Yo no los veo delante de la Embajada de Irán con banderas, vociferando, "muerte a la tiranía". Y quedaría bonito, ¿verdad?. Yo me apuntaría. Pero los veo ante la Embajada de Israel, porque eso sale gratis, quien se va a molestar. Estuve en el forum de Porto Alegre cuyo titular era "Otro mundo es posible". Me la paseé entre Hamas, Hezbollah, lo mejor de cada casa. Suerte que otro mundo era posible y lo hacían estos y estaban invitados por la izquierda internacional, solidaria, antimundialización y antiimperialista y no sé que más. Miren, la izquierda practica una solidaridad inmoral. Se preocupa según quién muere y dónde muere. Pero si mueres en el Sudán, te importa un pepino. Si mueres víctima de alguna dictadura islámica, te importa nada. Si mueres victima de la tiranía, te importa nada. Si mueres lapidada, te importa nada. En Afganistán las lapidan con piedras. En Arabia Saudí, nos explicó el otro día un Embajador, son más modernos, ahora lo hacen con un camión, vuelcan, se han tecnificado...

Esto me preocupa mucho más que Israel. Israel me puede doler, me puede preocupar, a veces no me gusta, y si yo fuera ciudadano israelí, formaría parte del pensamiento crítico israelí, como todos, porque es la lógica. Pero mi problema en el mundo es que la gente que tendría que ser el referente intelectual, universitario, periodístico, no me sirven como referentes, no sé donde leer, no sé donde encontrar, no sé donde mirar. En cada elemento vinculado a los derechos, no sé donde mirar. No estan al lado de la víctimas indiscriminadas. Relativizan la destrucción masiva. Ven cuatro mil muertos en Estados Unidos y es culpa de los yankis. Ven como bombean autobuses en Jerusalem y es culpa de los israelíes. Nos matan como perros en Madrid y es culpa de Aznar y no del asesino. Nos hemos equivocado. Ustedes aquí, sobre AMIA, de qué han hablado, de política interior y no de los asesinos. En Madrid ahora hablamos de si Aznar o de Zapatero. Pero oigan, ¿y los que mataron? ¿y quién financió, y quién consiguió? Y después del atentado del 11M, aunque Zapatero se porta muy bien y se pone kefias, hemos detenido ochenta islamitas que querían actuar en España. Y nos portamos bien, ya somos buenos. Y el atentado del 11M se preparó dos años antes de la guerra de Irak. Y el atentado del 11S, se preparó en plenos acuerdos de Oslo, cuando el mundo pensaba que la paz era posible.

El enemigo es mucho más poderoso. Está lejos de las coyunturas concretas, se alimenta de ellas pero tiene tiempos distintos. Y nosotros ahí como imbéciles, manifestándonos contra una democracia que lucha por sobrevivir, pero que todo no lo hace bien. Pero entre una democracia perfectible y una tiranía, hay color.

Estos días el diario El País envió al Líbano a una amiga mía, que se llama Maruja Torres, y cada día hizo sus crónicas desde el Líbano. Esta mujer, cuando ve un cura católico tiene urticaria "¡uh!, reaccionario, malo, malo". Y la tipa luego ve un imán y "¡oh!, tercer mundo, resistencia". Uno no entiende nada.

Relativismo moral, izquierda inmoral. Marcos Aguinis dice que es una izquierda antimoderna y probablemente es cierto. Hay una izquierda que nunca amó los valores occidentales. En realidad es un izquierda muy antimoderna. ¿Puede haber algo más antiguo y jurásico que Chavez?. Y ahí está haciendo ruido, que dice algunas cosas que este hombre se cree que aún existe Stalin y estamos en la guerra fría. Un tipo que, además, Kadafi le dio el premio de los Derechos Humanos, esto ya es cómico. Y esto hay que sumarle la información masiva.

Estos días en Argentina, en el intento de crear y gestionar metáforas nuevas para explicar viejos problemas, lancé una idea que parece ha tenido cierto éxito entre algunos periodistas, porque me la han ido repitiendo: hoy vivimos un periodismo de hamburguesa, de fast food. Un periodismo masivo, unos medios de comunicación masivos que en un segundo comunican el mundo con el mundo, pero que nadie controla sus fuentes. Hoy tenemos más información, más rápida y más a mano. Estamos, no más informados, estamos más contaminados, mucho más. Y tenemos en todo el mundo periodistas que tienen que explicar un conflicto complejo en tres segundo y medio en televisión, que están viendo como cae alguna bomba y preguntan: -"¿cuántos murieron? -"Oye, di unos veinte". Y nadie irá a contar luego. Pero te salen por la CNN diciendo "veinte, por supuesto todos civiles, niños y mujeres, han sido asesinados por un bombardeo de la legión israelí". ¿Ustedes fueron a contarlos? ¿Alguien tiene interés en desmentirlo?. Al principio de la guerra en el Líbano hablaron de un millón de desplazados en un día. ¿Se imaginan, en el Líbano, un millón desplazándose? Pues así se colapsa hasta Paris. Pero se quedaron tan tranquilos, quién va a contar. ¿Estamos más informados?. No. Estamos conectados con Internet, que es un mundo que te puede venir bien o mal, donde cualquier mentira también funciona y la gente se la cree porque es un verdad.

Hemos llegado a la locura de que te sale el responsable de la seguridad de Gran Bretaña. Te dice "-hemos parado los aeropuertos", que eso es un nivel de pérdida económica espectacular, es un bofetón para la economía británica terrible. Y además crea una alarma terrible. "Hemos parado el aeropuerto. Hemos detenido veinticuatro tipos que querían hacer una matanza inimaginable". Y en Internet están diciendo que se la inventaron los británicos para dar mala imagen a los musulmanes. Y hay gente que se lo cree. Tiene más valor el tipo que está tecleando en Internet una locura, que el tipo que es responsable de la seguridad en un país democrático. Es la cultura de la conspiración. Las democracias son malvadas. Los grandes gobernantes son todos sospechosos. Y solo funcionan bien los locos que están gritando en la montaña Alá Akbar, mientras te matan con un móvil vía satélite y los que te dicen por internet que todo es una conspiración del malvado yankee internacional o del judío internacional contra el mundo. Estamos conectados pero no sabemos con qué. Estamos informados pero no tenemos buena información. Y además la inmensa mayoría de los periodistas de golpe se convirtieron todos en expertos en política internacional, aunque nunca estuvieron ni en la zona, ni conocieron el tema, ni supieron nada de nada. Son ignorantes (aplausos). Pero un ignorante que firma una columna de opinión en un diario de prestigio, es un ignorante con prestigio, que no es lo mismo. Y eso influye.

Habría más elementos. El antiamericanismo, el papel tan triste de Europa incapaz de tomar las riendas de su propia perspectiva moral y política, aunque va moviéndose, el papel traicionado de la izquierda. Los que estuvieron en Durban, que era el primer forum que se creaba contra el racismo, se quedaron horrorizados de la auténtica orgía antisemita que significó ese forum. En el mundo de la izquierda solidaria, hoy por hoy el tema está tan candente que hasta parece que los Protocolos se hayan reeditado. Y desde luego no es fácil en el terreno del pensamiento. Son tiempos confusos. De verdad. Tenemos ordenadores, tenemos televisores, estamos súper informados... Fantástico. Y sin embargo no estamos más protegidos de la mentira. Probablemente lo estamos menos. Sumen todo esto, más el antiamericanismo que es deporte nacional, aquí, en mi país y en algunos más, más el anti israelismo, que es el segundo gran deporte nacional, más los vestigios que quedan del antisemitismo clásico que ahí están circulando en algunos cerebros, sumen todo eso y tiene la mala imagen. Si los que tendrían que alzar la voz diciendo lo que tendrían que decir, no lo hacen, quién lo va a hacer.

Voy a la última parte de mi reflexión ¿Qué es el integrismo islámico, la locura esta? ¿Dónde nace, cómo se forja, por qué nos mata? Primero, esta locura no se forja hace dos años, ni tres, ni diez. Les diré más, cuando empezó a gestarse el jihadismo (en Europa últimamente hablamos de jihadismo o de islamo facismo), cuando empezó a forjarse esta ideología totalitaria el mundo estaba en derivadas muy distintas. Esta es una ideología que nace fundamentalmente en los años veinte, en El Cairo, en alguna de la universidades más importantes coránicas. Y nace en boca y en mente de gente espiritual, de imanes. Ya sé que un imán que habla de la muerte no es un religioso, es otra cosa... En los años veinte, en El Cairo, empezaron a surgir de golpe unos tipos que empezaban a decir "tenemos que recuperar la épica árabe, no somos nada en el mundo". Y esto pasa no por conectar con la modernidad sino que pasa por conectar con la épica medieval. Esto parece muy simple, y yo hoy lo explico simple, pero no lo es tanto. Cuando esto lo resumáis de versículos coránicos, está muy bien armada esta ideología, por eso seduce. Tiene épica religiosa, épica social, épica martirológica. Está cargada, y además, tiene malos, malísimos, que son los sionistas y los yankis. Esto comenzó a surgir en los años veinte y fue cuajando como una ideología de elites. De elites cultas que aspirando encontrar una salida a sus situaciones, encontraron el jihadismo, en esta cultura medieval, una ideología interesante. Y esto fue lentamente cuajando mientras el mundo se dedicaba a la Primera Guerra Mundial, a la Segunda, se creaban los países comunistas, empezaba la guerra fría, la patita soviética entraba en Medio Oriente, se creaban los estados, se creaba el Estado de Israel. ¿Ustedes sabían que Hamas es una organización inspirada en los Hermanos Musulmanes, que nacieron antes del Estado de Israel?. ¿Saben que todo el texto de Hamas, que son unas cincuenta páginas, que habla de sus principios y objetivos, no dice nunca "queremos un estado palestino"? Habla de la destrucción de Israel y de la creación de una República Islámica. No habla de un estado palestino. Con eso lidian los israelíes. Ese es el gobierno que hay en Palestina. No los voy a entretener en historia. Esto fue cuajando y cuando el mundo estaba dividido en bloques y el objetivo fundamental era si comunismo sí o si comunismo no, el mundo se peleó en el tercer mundo, en África y en el Medio Oriente de forma muy sangrante. Los aliados de unos eran los enemigos de otros. Y mientras los rusos metían sus patitas y sus ejércitos en una zona (por supuesto que los primeros grandes criminalizadores de Israel fueron los soviéticos, esto no se recuerda nunca). Cuando estos empezaron, en el otro lado los tipos que luchaban contra los comunistas de las montañas de Afganistán, se empezaron a aliar con unos tipos locos que hablaban de religión pero que combatían a los comunistas. Es evidente que nos equivocamos. Es evidente que el mundo no se dio cuenta que estábamos durmiendo con el enemigo y que esa ideología era más peligrosa de lo que parecía. Esa ideología finalmente estalló. ¿Porqué estalló, porqué no se abortó?. Estalló porque conecta con el pensamiento general que hoy tiene el mundo islámico. Es decir, el Islam son mil trescientos millones de personas que viven sin democracia, lo cual significa que no tienen un pensamiento crítico en sus periódicos, en su televisiones, que no hay disidencias, que el pensamiento oficial es el obligado. Piensen ustedes que en Arabia Saudi, un extranjero si entra con una Biblia, se la quedan en la frontera. Ni la Biblia se puede entrar. Por la Torá, ya lo fusilan. Mil trescientos millones de personas desde hace muchos años viven en dictaduras tiránicas que teóricamente han creado estados modernos, que tienen tecnología del siglo XX o XXI, que tienen legitimidad democrática porque están en la ONU y en las representaciones internacionales, pero que tienen a sus ciudadanos sometidos al fanatismo, a la destrucción del pensamiento democrático y a la preparación de sociedades esclavas, serviles, sin capacidad crítica y sin pensamiento propio.

¿Ustedes saben el dinero que se mueve en Arabia Saudi, en Emiratos Arabes, en Katar, en Irán?. Y ni un solo dólar de ese capital brutal es dedicado a la cultura, es dedicado a la ciencia. Lo dije una vez y lo voy a repetir, ¿es normal que un país de siete millones de personas sometido a una guerra terrible, solo, colgado, violentado, aún nos haya acabado de dar hace poco un Premio Nobel?. Y cincuenta años de petróleo no nos ha dado ninguno. Millones. Ni un Premio Nobel, ni uno. Conectaron por un lado, en las montañas, en el Sudán, en los Balcanes, en Afganistán, en Kachemira, en un montón de lugares del mundo, unos tipos con pinta de Alí Baba medieval iban diciendo jihad, jihad, jihad.

¿Porqué el malo es el Israelí?. Porque es el más occidental de todos. Es el que encarna más claramente los valores de la libertad. Y por supuesto el yanki va detrás. Todos estos tipos, luego si tienen una enfermedad toman medicamentos americanos, tontos no son, eh, y a lo mejor hasta lo inventó un judío. En la Edad Media teníamos a los judíos estigmatizados con el Maguen David, escondidos como ratas, perseguidos. Pero cuando teníamos un enfermo íbamos por las noches a buscar un médico, que era judío. Escondido, que nadie lo viera, pero nos curaba la niña. Estos tipos hacen lo mismo. Odian a los yankis pero tienen tecnología vía satélite. ¿Quién la inventó? ¿El tío de Katar?. Habla de la jihad medieval pero me matan en Madrid vía satélite. Se ponen enfermos y ¿cuáles son los medicamentos? ¿Los que inventaron los saudís?. Y todos tienen móvil, todos tiene Internet, todos tienen ordenador. ¿Cuántas contradicciones, verdad?.

Por un lado vi, a unos tipos en la montañas que gritaban Ala Akbar y señalaban un Kalashnikov y decían "mataremos a los cruzados, los sionistas, y hasta mi madre la pobre porque es una mujer y es libre, o a mi". Y por otro lado las sociedades que tenían que defenderse contra esa locura, eran sociedades esclavizadas que vivían en tiranías obligadas a unas mirada rigorista del Islam y cargadas de todo el dinero del mundo, esclavizadas hasta incluso del lujo. Por eso yo considero tan culpable, tan culpable de los que nos está matando hoy, al tipo que en las montañas me dice que me va a matar y al rey de Arabia Saudí que durante todas estas décadas han inventado el fanatismo más feroz. En su país y en el mío, donde me envía imanes cargados de dinero a decirle a los ciudadanos españoles musulmanes que la democracia no vale. Y me está creando enemigos en mi propia población. Enemigos de la democracia. Tan culpable es uno como el otro.


Y el mundo, ese mundo que me preguntaba, ese chico en la escuela, que le importa un pepino los derechos que destruyen todos estos oligarcas tiranos, porque como tenemos petróleo no hay que tocarlo. En fin. ¿Ustedes creen que un tipo vestido a la usanza de un personaje medieval, que te dice que la ley es el Corán, que tiene a su mujer esclava tapada de aquí hasta aquí que no puede ni conducir un coche sola, no puede amar a quien quiera, puede ser asesinada, etc. Un tipo de esta naturaleza, ¿lo invitaríamos a los salones, a las fiestas, a la diplomacia?. Lo consideramos porque tiene petróleo. Es como Chavez. A Chavez no le haríamos ni puñetero caso si no fuera porque tiene petróleo. Ese es el tema.

Se hizo la fusión y hoy estamos en un momento muy difícil, porque hoy el mundo islámico está seducido por la locura integrista. En lugar de tener ideologías liberadoras tienen ideologías totalitarias. Creen que liberan, pero es una liberación hacia el mal, hacia la destrucción.

El otro día en el programa de Grondona daba unos datos, que los voy a repetir, y también se los he explicado a vuestro Vicepresidente. ¿Cuántos son esos que empezaron en El Cairo diciendo hay que recuperar la jihad, hay que recuperar el concepto de guerra santa, hay que matar a cruzados, hay que matar a sionistas en una vía, hay que no se qué...?. Estos que empezaron en los años veinte, luego estuvieron en las montañas de Afganistán y luego estuvieron en otros lugares del mundo (yo me los encontré en Bosnia, y luego se fueron al Sudán a descansar porque es un paraíso para estos tipos) ¿Estos cuántos son?.

Imagínense lo que es nacer o ser una chica joven, como esta que veo aquí, en el Yemen. ¿Sabes lo que significa ser una niña en el Yemen, o un chico, es igual, el chico que te guste?. ¿Saben lo que significa la guerra del Yemen? Nunca van a oírme, nunca van a oírte, nunca van a verte, nunca van a entender que existe una palabra que se llama respeto al otro distinto. Va a haber un pensamiento único en la escuela, en la televisión, en la policía religiosa, en las leyes. ¿Cómo escapa uno de ese pensamiento único? Yo no culpo al Islam. No culpo a ese ciudadano que vive en cualquier lugar del mundo e intenta sobrevivir. Yo culpo a una ideología totalitaria que lo tiene secuestrado, lo destruye y me destruye.

En un congreso en París me dieron estos datos, no lo saben, pero imaginémonos, para que nos hagamos a la idea aterricemos en el problema de verdad. Para que vean ustedes que el tema no es Israel aunque haya cinco páginas en el Clarín. Cuando vieron que mataban doscientas personas en Madrid, en el mundo islámico dijeron "se lo merecían". ¿Cuántos, que vieron que se mataban quinientas personas en Bombay, en unos trenes, pobres, dijeron "está bien"? ¿Cuántos, que vieron que cuatrocientas personas, mayoritariamente jóvenes explotaban, estallaban en una discoteca en Bali, en su casa dijeron "bien"? Solo eso, nada más. ¿Cuántos de esos mil trescientos millones de ciudadanos musulmanes en sus casas sentados en el comedor con sus hijos viendo esa locura, a través de Al Jassera, decían "está bien, que maten más"? Nada más. Ni tan solo han dado dinero, ni militan, tan solo decir "está bien". Me decían, pongamos que es un 90 %. No, que va, seamos optimistas, 80%, 60%, 50%, solo 30%, yo creo que es un optimismo muy militante. Es decir que solo un 30 % de la población en Arabia Saudí considere que esta bien matar gente en occidente, me parece muy optimista. Solo un 30% en el Yemen, solo un 30 % en Palestina, no sé, en Pakistán, en Malasia. Bueno, 30 %, solo. Supongamos que un 70% de la población islámica no considera bien que en nombre de Dios se mate. Si solo un 30% lo considera correcto, son cuatrocientos millones de personas. Si solo un 10% de esos cuatrocientos millones hace algo, un dinerito, una revistita, una conexión con internet, una ayudita, un pisito para esconder a alguien, nada más que eso, son cuarenta millones. Si solo un 10% milita, son cuatro millones. Aunque solo una ínfima parte decida dar su vida, son miles. El problema es enorme. Y además es que no hay salida cuando esos ciudadanos viven en sociedades que no tienen ninguna garantía para poder pensar distintos.

Y cuando uno es ciudadano de Pakistán y pasa miserias y vive en dictaduras corruptas, y tiene al imán de al lado que es un tipo más bueno que el político de turno porque le da comidita y lo ayuda económicamente. Porque en mi periódico, la tipa esta que les decía antes, llegó a decir que Hezbollah era buena gente porque cuidaba las casas destruidas, porque hacen acciones sociales, Hamas también las hacía. Yo vi un campo de colonias de Hamas, recogí a niños de Gaza pobres. ¿Porqué son pobres en Gaza con la ayuda millonaria que reciben? ¿Se preguntaron alguna vez? Gaza y los territorios palestinos es el trozo del mundo que más millones de dólares recibe mensuales, de todo el mundo, empezando por el malvado americano y acabando por las dictaduras del petrodólar. Todo Dios da dinero a Gaza, todo Dios da dinero a los organismos palestinos, públicamente, oficialmente o ilegalmente, es igual, llega. Y en Gaza hay hambre, y son cuatro. Uno no lo entiende.

Les comentaba de un campo de colonias donde niños que pasan hambre en barrios totalmente sin esperanza en Gaza, son llevados por los buenos de Hamas a campos de colonias, hay comidas, hay vestidos, hay pelotas para jugar fútbol. Y luego hay un poco de mártires en las paredes. Hay un poco de inculcación en el martirio, etc. Mientras esto ocurra, va a ser muy complicado.

Yo no vengo aquí para decirles que esto es fácil. Lo siento. Me encantaría hablarles de la mujer, o de la adopción que es un tema que me encanta o de los animales yo que soy antitaurina, me encantaría hablar de otras cosas. Este es un tema tan pesado, tan triste. Me encantaría decirles que ninguna ideología totalitaria hoy está levantando la cabeza, y estamos ante la peor. Nunca Goebbels tuvo Internet. Este Goebbels sí, y los odia a ustedes, tanto como me odia a mi. No vengo a decirles que el reto sea fácil. Por eso cuando Miki me pregunta "después de la guerra ¿qué?", le digo "vendrá otro atentado, van a continuar matando". No lo hemos parado. No parece que esto se pare. ¿Si no se para Hezbollah, se va a parar la locura integrista?. Va a ser difícil. Y los que estamos en la batalla de las ideas, me veo en la obligación de deciros que es una batalla que hay que ganar. Como mínimo recuerden que al enemigo hay que vencerlo, pero al amigo hay que convencerlo. Jóvenes que veo aquí, alzad la batalla de la palabra.

He empezado esta conferencia hablando de relativismo moral, de que lo realmente importante nunca cuenta. Quiero acabarla recordando nuestra causa. Traigo un libro de rezos. Este libro de rezos lo llevaba un soldado de 20 años, hijo de un amigo mío, que murió en Gaza protegiendo un autobús escolar. Su padre me lo regaló como presente. Probablemente es el regalo más bonito que me han hecho nunca. Me acompaña. Hay que recordar a estos chicos, los que murieron, los que mueren. Hay que recordar a las víctimas. Cada vez que flaqueemos, cada vez que no lo entendamos, cada vez que estemos desconcertados, recordemos esto.

Recordemos la gente que está muriendo en manos de una locura que no tiene pinta de acabar pronto. Y cada vez que veamos a alguien que te justifica esa locura, veámoslo como lo que es, como un inmoral. Aunque se llame de izquierda, solidario, periodista, aunque tenga un Premio Nobel, un inmoral.

Yo me voy a permitir, para acabar ya, me gustaría que si están en la sala, que Luis Czyczewsky y Sofía Guterman (padres de dos asesinados en el Atentando a la AMIA) me acompañaran aquí ahora. ¿Están?. Miren ustedes, yo soy madre, y cuando alguien me pregunta porqué te has metido en este lío, no me acuerdo de la intelectual, de la periodista, no me acuerdo de la luchadora, sólo me acuerdo de mi hija pequeña, solo me acuerdo de mi dimensión materna. No quiero que este mundo loco se aproveche de mi hija.

Porque soy madre, porque tengo capacidad de lucha, tengo palabra y micrófono, yo hoy aquí y donde me oigan, le digo a Luis que esto lo vamos a ganar. Que no van a ganar. Y que nadie de los que cayeron, cayeron en vano. Gracias.