Primeiro o texto original, de um jornalista argentino. Depois minha correspondencia, em conexao com o seu tema, a eterna decadencia argentina...
PRA
Decadencia Argentina
(o titulo e meu)
Recibido: 9 Março 2009
Hermanos argentinos, en primer lugar. Hermanos latinoamericanos y de otros países, en segundo lugar. Desde hace 11 años Destaque Internacional analiza la realidad latinoamericana a través de editoriales difundidos por Internet. La actual situación argentina no es fácil de comprender. Hemos intentado analizar esa realidad en un editorial cuyo texto transcribimos a continuación. Pero se trata de un texto no definitivo, que estamos modificando y hasta rectificando en la medida en que nos llegan opiniones perspicaces, objetivas y fundamentadas. Envíennos vuestras opiniones. Estamos haciendo una experiencia tal vez inédita en Internet: la de los Editoriales Interactivos. Todos aquellos que nos escriban con sugerencias, recibirán el texto definitivo. Aguardamos. Basta presionar el botón "Responder" o "Reply" de vuestro Outlook. O pueden escribir a caballeroalvarado2006@yahoo.es Saludos cordiales, Luis A. Caballero, San José, redactor de Destaque Internacional
Argentina: paradójico naufragio de una culta nación sudamericana
Mediante una misteriosa "lógica del absurdo" se van deteriorando las estructuras políticas, sociales, económicas, mentales y morales del país, y la pregunta insoslayable es si todo esto irá ocurriendo espontáneamente o no.
1.
La situación de Argentina, vista desde afuera, despierta preocupación e inclusive compasión.
Despierta preocupación, porque el actual gobierno ha ido promoviendo medidas económicas, políticas y judiciales de gravedad, que inexorablemente erosionan el principio de la propiedad privada, base moral y económica del ordenamiento social.
La estatización del sistema de jubilaciones, con el literal saqueo de los ahorros de los futuros jubilados. La nacionalización de empresas como Aerolíneas Argentinas y el Correo. Las intervenciones estatales en diversas compañías de servicios públicos que habían sido privatizadas. El sistemático deterioro del Estado de Derecho, con la dilución de las garantías individuales y con persecuciones judiciales contra opositores, con ánimo de exterminio político. Los enfrentamientos del Poder Ejecutivo con el Poder Judicial. Y, más recientemente, la asfixia del campo, a través de sucesivas retenciones impositivas confiscatorias y de medidas absurdas, como una prohibición de exportar carnes de primera, supuestamente para evitar el desabastecimiento, lo que llevó al cierre de numerosos frigoríficos, a la ruina de ganaderos y al desempleo en decenas de ciudades del interior. Son éstos algunos ejemplos que más llaman la atención a los observadores externos.
Esa situación despierta también compasión y solidaridad cristiana porque se trata de una nación hermana con un elemento humano privilegiado, que otrora estuvo entre las primeras de América del Sur y que hoy naufraga en medio de un ambiente de incertidumbre, temores, fantasmagorías, fragmentación y caos que hacen recordar, bajo ciertos aspectos, la pesadilla kafkiana.
2.
En ese contexto, la actual presidenta, la Sra. Cristina Fernández de Kirchner, en mensaje ante la Asamblea Legislativa, llegó a insinuar que los líderes mundiales estarían tomando el ejemplo económico de su gobierno como un modelo para enfrentar la crisis mundial.
Si lo anterior no fuese para llorar, sería para reír. No se alcanza a entender por qué, entonces, el país sufrió durante 2008 un récord de fuga de capitales, mientras una reciente ley de repatriación de capitales está abriendo las puertas del país a todo tipo de capitales de dudoso origen. Tampoco se entiende por qué los gobiernos de otros países querrían inspirarse en un "ejemplo económico" que mantiene estancado el ingreso promedio de los argentinos prácticamente en el mismo nivel de 1974, siendo que en ese período Estados Unidos casi duplicó sus ingresos, Corea del Sur los multiplicó por ocho y los vecinos chilenos lo multiplicaron por tres.
3.
A todo ello se podría sumar la impunidad de los llamados "piqueteros", grupos anarco-izquierdistas tolerados y hasta incentivados desde el gobierno, que imponen su "ley" de miedo y prepotencia en las calles de Buenos Aires; y también el aumento de la criminalidad, con índices asustadores y con cifras oficiales que indican que entre 800 mil y un millón de jóvenes argentinos están dentro de la categoría de "marginales estructurales", que pueden servir como carne de cañón para brotes de violencia barrial y callejera.
Otro fenómeno extraño es la difusión de rumores que colocan en vilo psicológico a la población, o a sectores específicos de ella, para después aparentemente quedar en nada, o permanecer pendientes como espadas de Damocles. Fue éste el caso de versiones aún no desmentidas sobre proyectos gubernamentales de estatización del mercado de granos.
El ambiente surrealista del país también se ve acentuado por hechos como la continuación, desde hace dos años, del corte del tránsito de un puente internacional hacia Uruguay, impulsado por pequeños grupos "piqueteros" de la provincia de Entre Ríos que alegaron la supuesta contaminación ambiental de una papelera construida en el vecino país, algo que hasta el momento no ha sido comprobado.
4.
En ese escenario de paradójico naufragio kafkiano, parece enseñorearse una misteriosa "lógica del absurdo" mediante la cual se deterioran las estructuras políticas, sociales y económicas del país, pero sobre todo se van deteriorando las estructuras morales, mentales y psicológicas, lo cual en cierto sentido constituye un efecto mucho peor y más profundo.
Una pregunta insoslayable es si todo lo anterior irá ocurriendo espontáneamente o no. Se trata de una pregunta sumamente delicada, del punto de vista sociológico y político, para la cual los propios argentinos tendrían que dar una respuesta.
Es verdad que existen factores de esperanza, como las voces lúcidas que se han levantado para diagnosticar la grave situación del país y denunciar la autodemolición de la sociedad impulsada desde el gobierno. Se trata de auténticas reacciones desde el campo, al parecer independientes de ciertos líderes agrarios concesivos con relación al gobierno. Es de desear que los mejores esfuerzos de esos sectores del campo más lúcidos, y con un instinto de conservación más vivo, no se vean neutralizados mediante la vieja fórmula "divide y reinarás".
5.
Los argentinos tienen la palabra para expresar en qué medida el cuadro arriba trazado refleja o no la realidad de ese país. De cualquier manera, este análisis, necesariamente sintético e incompleto, ha sido hecho con la intención de ayudar, en la medida de lo posible, a que los propios argentinos encuentren los caminos para sobreponerse a la actual situación. Estas palabras no son de pesimismo, sino de esperanza en que la inteligencia, el talento y el característico espíritu de hidalguía heredado de la Madre Patria por los argentinos, se manifiesten para buscar una salida hacia un futuro de prosperidad cristiana que sea un ejemplo para América Latina entera, que es lo que merece esa gran nación hermana. ¡Ver, juzgar y actuar!
6.
Un capítulo aparte merecería el análisis de cómo el vacío institucional de la Argentina, la pérdida de apoyo legislativo y algunos reveses electorales de la coalición gobernante podrían estar preparando internamente el camino para aventuras autoritarias de estilo chavista-populista, en una receta en la cual cabrían condimentos indigenistas, castristas y anti-occidentales en general. Externamente, ese escenario favorecería a los gobiernos de Chávez, Morales y Correa, que se verían fortalecidos con un eventual giro interno argentino de esa naturaleza. Se trata de una hipótesis que no debería descartarse anticipadamente, delante de la imprevisibilidad de los acontecimientos en ese país.
Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año XII - No. 271 - San José - 08 de marzo de 2009 - Responsable: Javier González.
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Mil gracias.
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Respondido:
Estimado Senor Luis A Caballero,
He recibido el texto abajo de un colega de lista de discusiones sobre temas internacionales y politica exterior de Brasil.
Soy brasileno, profesor y diplomatico, el orden no importa, pero como Ud angustiado por la decadencia respectiva de nuestros paises, Argentina mas que Brasil, certamente.
Argentina es un caso unico en el mundo, de decadencia auto-infligida, aunque no debamos despreciar otros desastres "exemplares" en el siglo XX, como el de Gran-Bretana, una decadencia notable, envidiable si me lo premites, hasta la llegada de Margareth Tatcher.
Pero hubo otros casos, como el de China, que decayo durante dos o tres siglos, hasta reanudar con el crecimiento y el desarrollo, pero a un costo humano insuportable, desde todo y cualquier punto de vista. Rusia es otro caso, sin hablar de la mayor parte de los 'paises' africanos, casi un continente entero a la deriva.
No excluyo a Brasil de la decadencia, aunque tenga registrado que nuestra decadencia es menos grave que la vuestra.
Conozco bien Argentina y lo siento por Uds. Uds, como pueblo, aunque un tantico arrogantes, no merecen los politicos que tienen, asi como tambien nosotros no merecemos los nuestros, pero los eligimos y por lo tanto sufrimos las consecuencias.
Bien, no tengo la solucion para los problemas de Argentina, pero comparto su analises y terrible diagnostico.
Pero, pensando exclusivamente en el caso de Brasil, compuse, hace mas de ano, un texto sobre la decadencia en general, sin hablar nada de Brasil, pero todo se refiere a Brasil.
Creo que mucho pueda aplicarse tambien al caso argentino.
Lea y digame, si lo puede, lo que piensa de este texto:
-------------
Paulo Roberto de Almeida
pralmeida@mac.com
Original:
1717. “Pequeno manual prático da decadência (recomendável em caráter preventivo...)”, Brasília, 31 janeiro 2007, 11 p. Digressões sobre formas e modalidades de declínio econômico e social, sem qualquer referência ao Brasil. Colaboração a número especial sobre “O Brasil que saiu das urnas”, da revista Digesto Econômico, revista da Associação Comercial de São Paulo (ano 62, nr. 441, jan-fev 2007, p. 38-47; ISSN: 0101-4218; disponível em duas partes no site da revista; links: (a) http://www.dcomercio.com.br/especiais/digesto/digesto_03/05.htm; (b) http://www.dcomercio.com.br/especiais/digesto/digesto_03/05a.htm). Revista Espaço Acadêmico (ano 6, nr. 71, abril 2007; link). Feita versão resumida em 14.04.07, para o boletim Via Política (15.04.2007; link).
Publicado:
747. “Pequeno manual prático da decadência (recomendável em caráter preventivo...)”, número especial sobre “O Brasil que saiu das urnas”, da revista Digesto Econômico, revista da Associação Comercial de São Paulo (ano 62, nr. 441, jan-fev 2007, p. 38-47; ISSN: 0101-4218; disponível em duas partes no site da revista; links: (a) http://www.dcomercio.com.br/especiais/digesto/digesto_03/05.htm; (b) http://www.dcomercio.com.br/especiais/digesto/digesto_03/05a.htm). Relação de Trabalhos n. 1717.
756. “Pequeno manual prático da decadência (recomendável em caráter preventivo...)”, Revista Espaço Acadêmico (ano 6, nr. 71, abril 2007; link). Versão resumida publicada no boletim Via Política (15.04.2007; link). Relação de Trabalhos nº 1717.
Este é um blog "dependente" ou "assistente" de meu blog principal (diplomatizzando.blogspot.com/), que sucedeu a varios outros (ver os links em Blogs PRA), no qual pretendo "depositar" textos diversos, cuja inserção naquele blog resultaria num peso adicional ou num estorvo à leitura. Considere-se, portanto, como frequentando um sebo ou uma "biblioteca", por certo mal arrumada e mesmo caótica, mas ainda assim um repositório de escritos esparsos.
terça-feira, março 10, 2009
segunda-feira, março 09, 2009
410) Stalin e o stalinismo: uma avaliacao
STALIN, O ETERNO
Janer Cristaldo
Sábado, Março 07, 2009
Stalinismo, para mim, é um fenômeno eterno. Josiph Vissarionovitch Djugatchivili é apenas uma de suas manifestações, certamente a mais bem sucedida. Por stalinismo entendo aquele desejo de poder absoluto, que não admite contestações. Uma visão de mundo inflexível, que não dá lugar a nenhuma outra. Neste sentido, a meu ver, o primeiro stalinista da História foi Paulo. Exato, aquele de Tarso, em verdade o criador do cristianismo. Cristo morreu como uma mosca tonta, sem saber muito bem
o que estava acontecendo. É Paulo, com sua visão de mundo inflexível e intolerante, com suas viagens para a difusão da nova doutrina, quem de fato cria o cristianismo. Que melhor seria entendido se fosse chamado de paulismo. Sem Paulo, as palavras do Cristo sequer teriam atravessado o Jordão.
Stalin matou com gosto e quanto mais matava mais admirado e poderoso se tornava. (Paulo, para felicidade de seus contemporâneos, jamais teve o poder em suas mãos). Seu mínimo desejo era uma ordem. Foi endeusado por boa parte dos escritores do século passado e, mesmo após a revelação de todos seus crimes – coisa de 20 milhões de cadáveres – ainda hoje há quem o venere. Sem ir mais longe, ficando cá entre nós,
sumidades como Oscar Niemeyer e Ariano Suassuna. A lista de intelectuais que o incensaram demandaria páginas e páginas. Alguns nomes, entre milhares: Nikos Kazantzakis, André Gide, Bertold Brecht, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Annie Kriegel, Louis Aragon, Henry Barbusse, Romain Rolland, Heinrich Mann, Paul Eluard,
Vaillant-Couturier, Roger Garaudy, Henri Léfebvre, Rafael Alberti. Na América Latina, sem querer esticar muito a relação: Pablo Neruda, Otávio Paz, Jorge Amado e Graciliano Ramos.
Vejamos esta declaração de amor do mais vendido dos escritores brasileiros em O Mundo da Paz, uma ode aos piores tiranos do século, Lênin, Stalin e Envers Hodja. O livro é de Jorge Amado e foi retirado do mercado após as denúncias de Kruschev no XX Congresso dos PCUS.
“Vós sabeis, amigos, o ódio que eles têm — os homens de dinheiro, os donos da vida, os opressores dos povos, os exploradores do trabalho humano — a Stalin. Esse nome os faz tremer, esse nome os inquieta, enche de fantasmas suas noites, impede-lhes o sono e transforma seus sonhos em pesadelos. Sobre esse nome as mais vis calúnias, as infâmias
maiores, as mais sórdidas mentiras. ‘O Tzar Vermelho’, leio na manchete de um jornal. E sorrio porque penso que, no Kremlin, ele trabalha incansavelmente para seu povo soviético e para todos nós, paras toda a humanidade, pela felicidade de todos os povos. Mestre, guia e pai, o maior cientista do mundo de hoje, o maior estadista, o
maior general, aquilo que de melhor a humanidade produziu. Sim, eles caluniam, insultam e rangem os dentes. Mas até Stalin se eleva o amor de milhões, de dezenas e centenas de milhões de seres humanos. Não há muito ele completou 70 anos. Foi uma festa mundial, seu nome foi saudado na China e no Líbano, na Rumânia e no Equador, em
Nicarágua e na África do Sul. Para o rumo do leste se voltaram nesse dia de dezembro os olhos e as esperanças de centenas de milhões de homens. E os operários brasileiros escreveram sobre a montanha o seu nome luminoso”.
Fora excrescências como Niemeyer, hoje já se tem no Brasil uma boa idéia de quem foi Josiph Vissarionovitch Djugatchivili. Tanto que stalinistas como Tarso Genro, Luís Fernando Verissimo, Chico Buarque ou Zuenir Ventura já não ousam evocar seu nome luminoso. Verdade que a USP e boa parte das universidades brasileiras, em seus cursos de humanidades, continuam cultuando o stalinismo. O fato é que árvore velha não dobra, quebra. Professores que fizeram carreira montados no marxismo não irão, do dia para a noite, renegar todas suas obras. É pedir demais a um ancião.
Sempre considerei a América Latina um dos últimos redutos do stalinismo. Os Estados Unidos, desde há muito, se vacinaram contra este sarampo. A Europa, por sua proximidade com a URSS, teve informações de primeira mão sobre os massacres do déspota. Mas os intelectuais da América Latina, sempre a reboque do que se pensa no
Primeiro Mundo, até hoje não se livraram da peste. Com a queda do Muro, supus que os antigos países socialistas seriam os primeiros a descartar definitivamente Stalin, afinal seus cidadãos sofreram na pele as agruras do socialismo soviético. Países como a Hungria e Polônia, por exemplo, desde antes de 1981, já tomavam suas distâncias
com relação a Moscou.
Assim sendo, é com surpresa que leio notícia da EFE, segundo a qual defensores dos direitos humanos na Rússia estariam preocupados com a simpatia que Stalin ainda desperta em muitos russos, apesar de ter morrido há 56 anos, e chegaram a pedir um programa de desestalinização.
"Enquanto não existir um reconhecimento geral da brutalidade colossal, da extrema imoralidade do regime stalinista e de suas trágicas consequências, não poderemos nos desenvolver com normalidade", disse Liudmila Alexeyeva, líder do Grupo Helsinque de Moscou. Segundo a ativista, os dados dos sociólogos são preocupantes e "a popularidade
de Stálin aumenta entre os jovens, que não sabem como foram esses tempos".
Em verdade, o fenômeno não é novo. Mesmo após as denúncias de Kruschev e a queda do Muro, havia russos saudosos do tirano. Estes pertenciam às gerações mais velhas que, bem ou mal, usufruíam algumas benesses do regime. Que esta velharada que perdeu seus privilégios chorasse a ausência do Paisinho dos Povos, se entende. Mais difícil é entender a juventude contemporânea louvando o monstro.
A causa é, a meu ver, uma só, a falta de circulação de informação. As biografias de Stalin já chegaram até o Brasil, cujos editores sempre foram reticentes em publicar qualquer coisa que destronasse o deus soviético. O culto a Stalin hoje, entre os jovens russos, deve ter muito do culto irresponsável à Che Guevara no Ocidente. Meninos bobos que nada conhecem da História presente o endeusam como endeusariam a
um ícone qualquer de sucesso na mídia. Não consigo acreditar que, tendo os jovens russos acesso à uma boa biografia de Stalin, ainda conseguissem cultuá-lo.
Seja como for, Stalin não é efêmero. Em uma sociedade pouco esclarecida, mais dia menos dia sempre surge um candidato a Tzar Vermelho. Tivemos Castro em Cuba e atualmente Chávez na Venezuela. Ocorre que nem Cuba nem Venezuela têm o território – e muito menos o prestígio histórico – da Rússia. Suas tiranias ficam então confinadas
a ilhotas do continente. Isso sem falar que os tempos são outros. O fantasma do comunismo já não ronda continentes. No Brasil, temos projetos de stalinzinhos, tipo Tarso Genro, João Pedro Stédile ou Jaime Amorim. Mas estes têm vôo curto. No país de hoje, já não há mais lugar para este tipo de tirano.
Mas sempre é bom estar atento. O fenômeno é eterno.
Janer Cristaldo
Sábado, Março 07, 2009
Stalinismo, para mim, é um fenômeno eterno. Josiph Vissarionovitch Djugatchivili é apenas uma de suas manifestações, certamente a mais bem sucedida. Por stalinismo entendo aquele desejo de poder absoluto, que não admite contestações. Uma visão de mundo inflexível, que não dá lugar a nenhuma outra. Neste sentido, a meu ver, o primeiro stalinista da História foi Paulo. Exato, aquele de Tarso, em verdade o criador do cristianismo. Cristo morreu como uma mosca tonta, sem saber muito bem
o que estava acontecendo. É Paulo, com sua visão de mundo inflexível e intolerante, com suas viagens para a difusão da nova doutrina, quem de fato cria o cristianismo. Que melhor seria entendido se fosse chamado de paulismo. Sem Paulo, as palavras do Cristo sequer teriam atravessado o Jordão.
Stalin matou com gosto e quanto mais matava mais admirado e poderoso se tornava. (Paulo, para felicidade de seus contemporâneos, jamais teve o poder em suas mãos). Seu mínimo desejo era uma ordem. Foi endeusado por boa parte dos escritores do século passado e, mesmo após a revelação de todos seus crimes – coisa de 20 milhões de cadáveres – ainda hoje há quem o venere. Sem ir mais longe, ficando cá entre nós,
sumidades como Oscar Niemeyer e Ariano Suassuna. A lista de intelectuais que o incensaram demandaria páginas e páginas. Alguns nomes, entre milhares: Nikos Kazantzakis, André Gide, Bertold Brecht, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Annie Kriegel, Louis Aragon, Henry Barbusse, Romain Rolland, Heinrich Mann, Paul Eluard,
Vaillant-Couturier, Roger Garaudy, Henri Léfebvre, Rafael Alberti. Na América Latina, sem querer esticar muito a relação: Pablo Neruda, Otávio Paz, Jorge Amado e Graciliano Ramos.
Vejamos esta declaração de amor do mais vendido dos escritores brasileiros em O Mundo da Paz, uma ode aos piores tiranos do século, Lênin, Stalin e Envers Hodja. O livro é de Jorge Amado e foi retirado do mercado após as denúncias de Kruschev no XX Congresso dos PCUS.
“Vós sabeis, amigos, o ódio que eles têm — os homens de dinheiro, os donos da vida, os opressores dos povos, os exploradores do trabalho humano — a Stalin. Esse nome os faz tremer, esse nome os inquieta, enche de fantasmas suas noites, impede-lhes o sono e transforma seus sonhos em pesadelos. Sobre esse nome as mais vis calúnias, as infâmias
maiores, as mais sórdidas mentiras. ‘O Tzar Vermelho’, leio na manchete de um jornal. E sorrio porque penso que, no Kremlin, ele trabalha incansavelmente para seu povo soviético e para todos nós, paras toda a humanidade, pela felicidade de todos os povos. Mestre, guia e pai, o maior cientista do mundo de hoje, o maior estadista, o
maior general, aquilo que de melhor a humanidade produziu. Sim, eles caluniam, insultam e rangem os dentes. Mas até Stalin se eleva o amor de milhões, de dezenas e centenas de milhões de seres humanos. Não há muito ele completou 70 anos. Foi uma festa mundial, seu nome foi saudado na China e no Líbano, na Rumânia e no Equador, em
Nicarágua e na África do Sul. Para o rumo do leste se voltaram nesse dia de dezembro os olhos e as esperanças de centenas de milhões de homens. E os operários brasileiros escreveram sobre a montanha o seu nome luminoso”.
Fora excrescências como Niemeyer, hoje já se tem no Brasil uma boa idéia de quem foi Josiph Vissarionovitch Djugatchivili. Tanto que stalinistas como Tarso Genro, Luís Fernando Verissimo, Chico Buarque ou Zuenir Ventura já não ousam evocar seu nome luminoso. Verdade que a USP e boa parte das universidades brasileiras, em seus cursos de humanidades, continuam cultuando o stalinismo. O fato é que árvore velha não dobra, quebra. Professores que fizeram carreira montados no marxismo não irão, do dia para a noite, renegar todas suas obras. É pedir demais a um ancião.
Sempre considerei a América Latina um dos últimos redutos do stalinismo. Os Estados Unidos, desde há muito, se vacinaram contra este sarampo. A Europa, por sua proximidade com a URSS, teve informações de primeira mão sobre os massacres do déspota. Mas os intelectuais da América Latina, sempre a reboque do que se pensa no
Primeiro Mundo, até hoje não se livraram da peste. Com a queda do Muro, supus que os antigos países socialistas seriam os primeiros a descartar definitivamente Stalin, afinal seus cidadãos sofreram na pele as agruras do socialismo soviético. Países como a Hungria e Polônia, por exemplo, desde antes de 1981, já tomavam suas distâncias
com relação a Moscou.
Assim sendo, é com surpresa que leio notícia da EFE, segundo a qual defensores dos direitos humanos na Rússia estariam preocupados com a simpatia que Stalin ainda desperta em muitos russos, apesar de ter morrido há 56 anos, e chegaram a pedir um programa de desestalinização.
"Enquanto não existir um reconhecimento geral da brutalidade colossal, da extrema imoralidade do regime stalinista e de suas trágicas consequências, não poderemos nos desenvolver com normalidade", disse Liudmila Alexeyeva, líder do Grupo Helsinque de Moscou. Segundo a ativista, os dados dos sociólogos são preocupantes e "a popularidade
de Stálin aumenta entre os jovens, que não sabem como foram esses tempos".
Em verdade, o fenômeno não é novo. Mesmo após as denúncias de Kruschev e a queda do Muro, havia russos saudosos do tirano. Estes pertenciam às gerações mais velhas que, bem ou mal, usufruíam algumas benesses do regime. Que esta velharada que perdeu seus privilégios chorasse a ausência do Paisinho dos Povos, se entende. Mais difícil é entender a juventude contemporânea louvando o monstro.
A causa é, a meu ver, uma só, a falta de circulação de informação. As biografias de Stalin já chegaram até o Brasil, cujos editores sempre foram reticentes em publicar qualquer coisa que destronasse o deus soviético. O culto a Stalin hoje, entre os jovens russos, deve ter muito do culto irresponsável à Che Guevara no Ocidente. Meninos bobos que nada conhecem da História presente o endeusam como endeusariam a
um ícone qualquer de sucesso na mídia. Não consigo acreditar que, tendo os jovens russos acesso à uma boa biografia de Stalin, ainda conseguissem cultuá-lo.
Seja como for, Stalin não é efêmero. Em uma sociedade pouco esclarecida, mais dia menos dia sempre surge um candidato a Tzar Vermelho. Tivemos Castro em Cuba e atualmente Chávez na Venezuela. Ocorre que nem Cuba nem Venezuela têm o território – e muito menos o prestígio histórico – da Rússia. Suas tiranias ficam então confinadas
a ilhotas do continente. Isso sem falar que os tempos são outros. O fantasma do comunismo já não ronda continentes. No Brasil, temos projetos de stalinzinhos, tipo Tarso Genro, João Pedro Stédile ou Jaime Amorim. Mas estes têm vôo curto. No país de hoje, já não há mais lugar para este tipo de tirano.
Mas sempre é bom estar atento. O fenômeno é eterno.