quinta-feira, janeiro 12, 2006

30) A marcha da integração no Cone Sul


Transcrevendo matérias do jornal argentino La Nación, de 12 de janeiro de 2006

Mea culpa de Brasil por la crisis en el Mercosur
Data: 12/01/2006

Admisión del canciller
Ante planteos de los vecinos rioplatenses


BRASILIA.- Acorralado por las reivindicaciones comerciales de la Argentina planteadas, ayer en persona por el canciller Jorge Taiana, y por las amenazas de Uruguay de iniciar negociaciones con los Estados Unidos, el gobierno brasileño se vio forzado ayer a admitir que existe un "alerta de disconformidad" en el bloque.

"Quizá no hayamos hecho suficiente", admitió, en tono de mea culpa, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, durante una conferencia concedid a al lado de su par argentino. "Cuando vemos manifestaciones de disconformidad con el Mercosur, eso tiene que ser objeto de reflexión. Es un alerta", agregó.

La queja tácita de Uruguay por la falta de auxilio concreto de Brasil no quedó aislada. Según pudo saber LA NACION de tres fuentes de la delegación argentina, el principal tema de una reunión privada que mantuvieron Taiana y Amorim fue el planteo del representante argentino acerca de la necesidad de que Brasil admita, sin más demoras, el establecimiento de la Cláusula de Adaptación Competitiva (CAC).

Ese mecanismo, ideado por el ex ministro Roberto Lavagna, es la mayor reivindicación hecha por el gobierno argentino a la administración de Luiz Inacio Lula da Silva. Se trata de un mecanismo para evitar que la avalancha de productos brasileños hacia la Argentina impida la recuperación de algunos sectores industriales.

Antes se identificaba este sistema como "salvaguardias"; esta palabra que produce ira entre los industriales paulistas, que no aceptan darle concesiones especiales a la Argentina. La CAC tendría también como objetivo equilibrar la captación de inversiones. Hoy Brasil, como mayor socio del bloque, se queda con la gran tajada de las inversiones que llegan al Mercosur.

"El año pasado nos vendieron 10.000 millones de dólares en productos. Estamos hablando de contener una porción ínfima de eso, apenas en sectores que necesitamos recuperar. El centro del debate es que Brasil tiene que ser más generoso", le dijo ayer a LA NACION uno de los principales negociadores comerciales del gobierno argentino.

El año pasado Brasil le exportó a la Argentina 9900 millones de dólares en productos, y le importó 6100 millones de dólares. Si se incluye también 2004, Brasil ya acumula un superávit de 6000 millones de dólares en relación con la Argentina en apenas dos años.

A cambio de aceptar la CAC antes del 31 de enero, como había sido acordado entre ambos gobiernos, Brasil quiere arrancarle a la Argentina una fecha para la liberalización del comercio automotriz en el bloque, algo fuertemente combatido por los funcionarios argentinos.

El próximo viernes habrá una reunión técnica en Buenos Aires para definir si es posible hacer el anuncio de la CAC antes de fin de mes. Si en esa reunión no hay un gesto de Brasil hacia el reclamo argentino, que lleva más de 15 meses, el clima político en la visita de Estado que el presidente Néstor Kirchner le hará al presidente Luiz Inacio Lula da Silva a fines de la próxima semana quedará enrarecido.

El canciller Taiana, que era esperado para una simple visita protocolar de preparación del viaje de Kirchner, terminó transmitiendo la reivindicación política y comercial del gobierno argentino. Y argumentó que la queja de Uruguay es parte del mismo problema.

Tras la reunión, durante la conferencia de prensa, Amorim tuvo que adoptar un tono de autocrítica para calmar los ánimos. Dijo que la queja de Uruguay es una clara señal de alerta.

"Quizá no hayamos hecho lo suficiente para que los socios menores obtengan más beneficios del Mercosur", dijo.

Y sobre la reivindicación argentina de que es necesario llegar a un acuerdo comercial antes de fin de mes, Amorim afirmó que Brasil tiene "el espíritu de encontrar una solución que reconozca la existencia de asimetrías y la necesidad de la Argentina de tener un espacio para reindustrializarse".

Taiana llegó al mediodía de ayer a Brasilia junto con una delegación numerosa de negociadores.

Mientras Taiana y Amorim mantenían una conversación privada, las delegaciones de ambos países avanzaron en temas técnicos y diplomáticos que ya habían discutido tanto en el encuentro de Puerto Iguazú, en noviembre, como en el de Montevideo, en diciembre.

Una hora con Lula

Taiana almorzó en el Palacio de Itamaraty, la sede de la cancillería de Brasil, y luego partió para un encuentro de poco menos de una hora con el presidente Lula.

En tono menos directo y más protocolar, Taiana le transmitió a Lula las expectativas políticas de Kirchner para la reunión de la próxima semana.

Amorim intentó mantener durante la conferencia de prensa el tono amistoso que, más allá de las quejas y reivindicaciones políticas y económicas, efectivamente existe entre ambos países.

"Entre Brasil y la Argentina puede haber divergencias, pero no hay secretos. Y las convergencias son mucho mayores que las divergencias", dijo.

Las divergencias, sin embargo, amenazan ocupar más espacio si un gesto de "generosidad" brasileña, parafraseando al funcionario argentino, no aparece en el horizonte.

Una oferta para Bolivia

BRASILIA.- La Argentina y Brasil dialogaron ayer sobre el futuro de Bolivia y la posibilidad de que el país del Altiplano se sume al Mercosur. Tras la reunión que el canciller Jorge Taiana tuvo con su par, Celso Amorim, sostuvo que ambas naciones ven "en la ascención al poder del presidente Evo Morales una oportunidad de que una gran parte del pueblo boliviano, indígenas y no indígenas que estuvieron marginados de los beneficios del progreso, pueda integrarse plenamente a la sociedad". Taiana, por su parte, se mostró dispuesto a ofrecer "la mayor colaboración" para que Bolivia ingrese en el Mercosur.

Por Luis Esnal

Argentina - La Nación

La queja de Uruguay abrió el debate sobre las reglas de juego
Data: 12/01/2006

Amorim dijo que se debe hacer más por los socios menores

La posibilidad de que Montevideo negocie directamente con Washington es un alerta en el bloque
El tema consumió buena parte de las gestiones de ayer entre argentinos y brasileños


BRASILIA (De nuestro corresponsal).- Con sus tres millones de habitantes, que cabrían en una región cualquiera de San Pablo, Uruguay ocupó ayer más espacio del que se podía esperar en el encuentro bilateral entre las autoridades de la Argentina y de Brasil.

Al ser cuestionado durante la conferencia de prensa sobre las "amenazas" de algunas autoridades uruguayas de iniciar una negociación bilateral con los Estados Unidos, Amorim dijo que iba a abstenerse de emitir juicios de valor "sobre las declaraciones de ciertos ministros".

Pero afirmó: "Si Uruguay no cree que el Mercosur le haya generado beneficios suficientes, es porque quizá no hayamos hecho suficiente. Entonces tenemos que ver qué más podemos hacer, tanto en el caso de Uruguay como en el de Paraguay, para que los socios menores puedan s acar partido de la integración".

Hace una semana, el ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, había dicho que su país esperaba negociar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos. En una entrevista con el semanario uruguayo Búsqueda, dijo que "un tratado de libre comercio con Estados Unidos no sólo potencia posibilidades de inversión, sino que puede generar incrementos notables en el nivel de actividad" de su país. Además, aprovechó aquella oportunidad para reiterar sus críticas al funcionamiento del Mercosur: "La Argentina y Brasil han tomado decisiones bilaterales que dañan las posibilidades de los países pequeños".

Idas y vueltas

Al día siguiente, el canciller Reinaldo Gargano rechazó el anuncio de Astori, al negar que Uruguay se encaminara a un tratado de libre comercio con la administración de George W. Bush. Pero el martes último, el ministro de Industria, Jorge Lepra (hombre de extrema confianza del presidente Tabaré Vázquez), insistió en la decisión de Uruguay de negociar un acuerdo con los Estados Unidos. Las idas y vueltas no hicieron más que incrementar la incertidumbre.

Taiana, que ayer se mostró más lacónico que Amorim durante la conferencia de prensa, dijo que consideraba "obvio" que en el Mercosur se negociaba siempre en conjunto, y que no iba a pronunciarse sobre las palabras de los ministros uruguayos Astori y Lepra.

Pero aprovechó para volver a dejarle un recado a Brasil: "Sí corresponde que reflexionemos sobre cómo profundizamos y enriquecemos al Mercosur y cómo hacemos más evidentes sus beneficios para todos los pueblos de los países que lo componen". Es justamente el reclamo que el gobierno argentino le hace a Brasil.

Siempre dando la impresión de estar en medio de fuego cruzado - de un lado el equipo económico de Lula y los industriales paulistas, y del otro las reivindicaciones de los socios del Mercosur -, Amorim dejó clara su situación. "Voy a dar mi opinión, y espero que mis colegas de la Camex [Cámara de Comercio Exterior, que no acepta restringir sus exportaciones a la Argentina para darle aire a la industria de ese país] concuerden: Brasil tiene que abrirse más".

Según Amorim, "Brasil tiene que usar el poder de compra de sus empresas estatales" para ayudar al desarrollo de los socios de la región, "fundamentalmente de los menores".

En referencia a las declaraciones de los ministros uruguayos, aseveró: "Cada vez que aparece una declaración así, y considerando que desde el punto de vista técnico Uruguay no puede hacer una negociación por separado porque significaría salir del Mercosur, y no creo que estén considerando eso, lo veo como una señal de alerta de que todavía hay mucho que hacer en el Mercosur para que los socios menores obtengan los beneficios de integrar el bloque".

Argentina - La Nación

Un sistema que traba la relación bilateral
Data: 12/01/2006

La Argentina busca mayor equilibrio

En los últimos dos años, los conflictos entre industrias de Brasil y la Argentina dieron como resultado varios acuerdos para regular la importación de vehículos, lavarropas, cocinas, calzados, heladeras y textiles, entre otros productos.

Pero estos acuerdos no fueron suficientes para detener el déficit comercial con el gigante vecino. En 2005, se duplicó el déficit comercial con Brasil en comparación con 2004, y alcanzó 3676 millones de dólares, el máximo histórico.

Hasta ahora, cuando alguna industria protestaba que la invasión de productos brasileños perjudicab a la producción local, los gobiernos impulsaban a las industrias privadas a llegar a sus propios acuerdos. Un hecho que cambiaría si los dos países llegaran a un acuerdo con la Cláusula de Adaptación Competitiva (CAC).

En julio de 2004, por ejemplo, se llegó a un pacto donde se determinó un numero máximo de importaciones de cocinas y heladeras desde Brasil. Los fabricantes brasileños reconocieron en ese momento que un acuerdo entre privados sería menos restrictivo que las licencias que el gobierno de Néstor Kirchner aplicaba.

Después, en agosto de ese mismo año, la mira del gobierno argentino cambió hacia los vehículos.

El acuerdo del sector automotor estaba compuesto por un intercambio sin aranceles que se restringía a un cupo: por cada dólar de vehículo o componentes que la Argentina exporta a Brasil, este país puede venderle por 2,60 dólares, y viceversa. Pero al exceder la cuota, los importadores deben pagar multas.

Este acuerdo tenía previsto que para 2006 habría un irrestricto libre intercambio de autos entre los dos países. Pero el gobierno de Kirchner anunció en 2004 que esto no ocurriría, y se rehusó a establecer otra fecha. Por ahora, decidieron extender el régimen por dos meses hasta el 28 de febrero de este año para evitar que el sector cayera en un vacío legal.

En marzo de 2005, la harina se convirtió en otra fuente de conflicto. El gobierno brasileño impulsó un proyecto para impedir el ingreso de las exportaciones argentinas de premezclas, mientras que los argentinos insistían en que sus productos eran harinas sin procesar y no premezclas.

Dos meses más tarde, la retórica aumentó cuando Kirchner recibió a un grupo de fabricantes de calzado, otro sector que se quejo de la "invasión" de productos brasileños, y advirtió que podrían llegar a la quiebra por la competencia del vecino. El secretario de Industria, Miguel Peirano, advirtió que el Gobierno tomará "medidas unilaterales" si los privados no lo graban llegar a más acuerdos.

En noviembre, cuando la Argentina tenía esperanzas de acordar la CAC, a último momento de la cumbre bilateral en Puerto Iguazú, Brasil objetó dos puntos y todo siguió en duda.

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